Antonio Casado – Todavía más recortes


MADRID, 18 (OTR/PRESS)

El llamado Plan Presupuestario 2014-2015, que Moncloa acaba de remitir a Bruselas por protocolo comunitario, incluso antes de aprobarse los PGE en el Parlamento, es la envoltura del último regalito envenenado del Gobierno al ciudadano. Más impuestos, menos servicios y menos poder adquisitivo para los pensionistas. Nada nuevo. Todo esto forma parte de un plan más o menos pre-concebido que consiste en aprovechar la crisis económica para recortar el llamado Estado del Bienestar.
En otras palabras: pagaremos más, aún más, por recibir menos, aún menos. Leña al mono hasta que hable inglés. En este caso, hasta que salgan las cuentas: un recorte de 17.500 millones de euros en el déficit público en los dos próximos años. El método no puede ser más ortodoxo: más ingresos y menos gastos, lo que se traduce en subida de impuestos, venta de activos y nuevos recortes en los servicios, justamente en las Administraciones más próximas al ciudadano, que son las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos.
Este nuevo recorte en los servicios públicos será especialmente visible en los Ayuntamientos que, para colmo, si son municipios con menos de 20.000 habitantes, empezarán a prestar las Diputaciones y las empresas privadas a las que se adjudique la prestación por contrato. Y ahí aflora otro de los elementos distintivos del retroceso en la calidad de las prestaciones. Un elemento de naturaleza estrictamente política. Me refiero a la creciente distancia entre el ciudadano y la Administración responsable de prestar tal o cual servicio.
Ya no se podrá parar por la calle al alcalde de tu pueblo para protestar por el bache de la calle, el cuidado del parque infantil, el funcionamiento del transporte escolar o la recogida de basuras. La tendencia a la externalización de los servicios, la reforma de la Administración Local y la política de austeridad impuesta por Bruselas van a dejar al ciudadano mucho más indefenso cuando quiera reclamar ante los poderes públicos.
Si volvemos a la macroeconomía toparemos con las previsiones que en el mencionado Plan Presupuestario hace el Gobierno en relación con el crecimiento de la economía nacional. Ya sabemos que para 2014 contempla en los PGE una subida por debajo del 1%. Pero el plan remitido a Bruselas espera superar ese umbral, que es el de la creación de empleo con la vigente reforma laboral, de un 1.2 % en el año 2015 (ojo, elecciones) y un 1,7% para 2016, gracias en gran parte a la mejora de las condiciones financieras (capacidad de endeudamiento a menos coste).
Esa es la clave: la batalla contra el paro, que depende justamente del crecimiento. Es la única buena noticia. Presunta buena noticia, habría que decir, pues las previsiones del FMI la desmienten. La posibilidad de que en esos años se vuelva a crear empleo es la posibilidad de que los españoles vuelvan a sonreír.

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