Carlos Carnicero – La recuperación como marketing


MADRID, 20 (OTR/PRESS)

El PP tiene una organización de propaganda precisa, eficaz y sobre todo organizada. Todas sus terminales mediáticas funcionan como las antiguas legiones romanas.

Si son atacados, la formación de «tortuga» organiza una estructura de escudos para que resistan cualquier ofensiva. Y sobre todo, se encapsulan en espera de que escampe. Si se expanden al ataque, forman en línea para que todas las lanzas tengan la misma sintonía.

Enfrente tienen la tribus bárbaras; la izquierda carece de método de discurso y de esperanza. Se ha rendido y ha aceptado el discurso neoliberal. La calle está descontenta, pero desmotivada; sin estructuras que le permitan construir la esperanza.

Mientras, Botín, escudado en sus sempiternos tirantes rojos, lanza las campanas al viento, afirmando que no sabe que hacer con todo el dinero que llega a España; el empleo no repunta, el crédito no existe y nadie se plantea que para salir hay que modificar el sistema empresarial, recuperar el diálogo social y sobre todo, respetar el trabajo como parte esencial de la economía. ¿No admiran el modelo alemán? Pues allí los empresarios tienen claro que el respeto al trabajo es la clave de la competitividad.

El Gobierno, a través de unos presupuestos generales que casi nadie se toma la molestia de estudiar con detenimiento, amplía los recortes mientras afirma que hay recuperación.

¿Por qué más recortes si hay síntomas de que la economía se endereza? Sencillamente porque la política económica no pretende solo enfrenar la crisis sino, además y sobre todo, cambiar el modelo de sociedad a la medida de las clases económicas dirigentes.

Las costuras de la Bolsa están a punto de explotar, pero los anuncios de más recortes sociales se admiten como si fueran coherentes con esa propaganda de la recuperación económica.

Aires electorales. Se anuncian bajadas de impuestos y se celebra la caza de un oso que ni siquiera ha sido localizado. Las europeas serán el primer test y el PP empieza a dar síntomas de que reacciona ante el desastre de su caída electoral y sobre todo de imagen.

Y en eso, Cospedal, que va por libre, hace reality show en pantalla planta con el amigo Barrenas. Y los barones se revelan contra el modelo de financiación. Y el fracaso de la Cumbre Iberoamericana retrata el desastre o la desaparición de la política exterior en España.

En esta sociedad mediática, cada vez más las cosas son como se consigue demostrar que sean.

Y la presunta recuperación económica que cacarea el Gobierno y el señor Botín, basta con que sea un titular en los periódicos que todavía existen.

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