MADRID, 22 (OTR/PRESS)
Un año más los Presupuestos Generales del Estado afrontan los sucesivos trámites parlamentarios.
Este martes las enmiendas a la totalidad. Mucho se ha hablado ya de estas cuentas que el gobierno considera que son las de la recuperación y que la oposición, prácticamente toda, entienden que no sirven y que hay que rehacerlos.
Puede que ni una cosa ni otra. Desde luego si son los del fin de la recesión. Otra cosa es que los ciudadanos noten en su vida cotidiana una mejora sustancial. La calidad de vida de los españoles aún tendrá que esperar.
Es cierto que hay muy buenos datos de algunas macromagnitudes, que llega dinero a la bolsa, que vienen más turistas, que baja la prima de riesgo abaratando el coste de la deuda y otros datos que avalan que las cosas marchan.
Por supuesto, mejoran en relación a hace apenas un año.
Sin embargo, creo que a estos presupuestos les falta una voluntad firme de reducir el tamaño del Estado, de la estructura que nos dimos hace ya muchos años y que se nos hace insoportable de mantener. Cierto que se va poco a poco suprimiendo algunas empresas, pero eso no da para nada.
Hay que ir a la supresión de estructuras de poder que es por donde se va el gasto público. Y esto es muy difícil que nuestros políticos lo traguen. Al fin y al cabo son sus lentejas, las lentejas de muchos políticos que viven de la política.
La deuda pública nos ahoga, con unos intereses tremendos que dejan poco margen para hacer política. España es una de las naciones que menos recauda por impuestos, a pesar de freír a sus ciudadanos con tipos altísimos.
Hay que ampliar la base y eso pasa también por la reducción más honda y rápida del déficit público, pero bajando el gasto y no subiendo más la presión fiscal.
Al revés, hay que acelerar todo esto para poder bajar cuanto antes la imposición y dejar dinero en manos de los ciudadanos para que puedan seguir reduciendo deuda, ahorrar y o consumir.
Hemos dejado atrás la recesión. Estamos saliendo de la crisis, pero si no se profundiza en algunas reformas y se abordan las que están pendientes o podemos ahogarnos en un trazado recto, sobre el suelo, pero largo que deje en el camino muchas gente que ya no podrá superarlo.
