Antonio Casado – Laberinto asturiano


MADRID, 4 (OTR/PRESS)

El fantasma de la ingobernabilidad vuelve a planear sobre el Principado de Asturias tras la ruptura del pacto de UPyD con el PSOE. Habida cuenta de que cuando ese pacto de gobernabilidad se firmó (mayo 2012), la propia Rosa Díez, líder del llamado partido magenta, declaró públicamente que se trataba de evitar la intervención económica del Principado por parte del Ministerio de Hacienda, parece que estamos ante un pretexto instrumental y sobrevenido, como causa de la ruptura.
La verbalización del pretexto y el anuncio de la ruptura estuvo a cargo de la propia Rosa Díez, en el discurso de apertura del II congreso nacional de su partido. Según ella, su único diputado asturiano, Ignacio Prendes, deja de apoyar al Gobierno socialista de Javier Fernández porque éste se ha negado a utilizar la mayoría de la Cámara, conseguida por un voto de diferencia, precisamente el de UPyD, para modificar la normativa electoral de la región. Y eso responde bastante a la verdad. Lo que ya no responde tanto a la verdad es que el PSOE se hubiera comprometido a utilizar esa exigua mayoría para cambiar las reglas del juego sin contar con al menos uno de los dos partidos mayoritarios del parlamento regional, además del PSOE. Es decir, el Foro de Alvarez Cascos y el PP liderado por Teresa Fernández.
La presidenta de UPyD, Rosa Díez, que acaba de ser reelegida a la búlgara el pasado fin de semana, ha convertido así en causa última de la ruptura la resistencia del PSOE a modificar la ley electoral de la región. Sin embargo, y aunque ella lo oculte, ese compromiso no era la clave del pacto de gobernabilidad firmado en mayo de 2012 ni estaba tan cerrado como ella quiere hacer ver ahora. Un compromiso central era el propio «respeto al pacto de estabilidad».
Entre los compromisos de segundo nivel estaba el de crear dos comisiones parlamentarias. Una, que investigase el llamado caso Marea. Otra, «no legislativa», que analizase posibles fórmulas para reformar las normas electorales. El objetivo de cambiarlas con la fuerza de un solo voto (el de UPyD), sin previo consenso entre al menos dos de las tres fuerzas mayoritarias no fue lo pactado. Y por eso el jueves pasado el PSOE bloqueó la propuesta apadrinada conjuntamente por UPyD e IU, los dos partidos en los que Javier Fernández, el presidente asturiano, se ha venido apoyando para gobernar. Con el primero, mediante el pacto ahora roto. Con el segundo, por acuerdos puntuales negociados según el tema.
A partir de ahora, UPyD se desvincula e IU seguirá negociando proyecto por proyecto. Entre otros, la aprobación del Presupuesto para 2014. Es el más apremiante de una Comunidad que ya vive en situación de prórroga presupuestaria, desde que el rechazo parlamentario de las cuentas presentadas por el anterior Gobierno, el de Alvarez Cascos (Foro). Eso provocó la disolución anticipada del parlamento regional. Nadie quiere que vuelva a ocurrir lo mimo, pues supondría una tercera convocatoria electoral en tres años, pero la ruptura del pacto de gobernabilidad por parte de UPyD (1 diputado) no permite asegurar nada.

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