Fermín Bocos – Un rector en la picota


MADRID, 5 (OTR/PRESS)

La presencia de José Carrillo, rector de la Universidad Complutense, entre un grupo de ciudadanos (Baltasar Garzón entre ellos) que anuncian estar a disposición del PSOE para «derrotar a la derecha», ha dado pie a no pocos comentarios. En general, muy críticos.

Curiosamente ha sido José Ignacio Wert, ministro de Educación, quien de manera más ponderada ha comentado el asunto recordando, por otra parte, una obviedad: que no hay nada en el ordenamiento legal que impida a un rector manifestar sus preferencias políticas. Si bien -recuerda Wert-, no hay muchos precedentes.

El caso es que sí los hay: empezando por Miguel de Unamuno, el «Rector» por antonomasia, de cuyo estremecedor «venceréis, pero no convenceréis» se nutrió durante años la conciencia democrática contraria al franquismo.

Tengo para mí que en el caso del rector Carrillo, lo que más ha removido el estanque no es tanto el apoyo al Partido Socialista (antes que él, como digo, lo hicieron otros: Berzosa en la misma línea o Villapalos en relación con el PP, por no citar a algunos de los rectores de las universidades catalanas muy activos a favor de la consulta secesionista), como el hecho de ser quien es: hijo de Santiago Carrillo, líder histórico del Partido Comunista.

Heredero, pues, de un apellido que para un sector de la ciudadanía despierta ecos de una memoria ominosa conectada a la Guerra Civil.

Es verdad que siendo como es el rector de la Universidad más grande de España -o aunque fuera la más pequeña-, lo deseable sería un perfil alejado de la confrontación política puesto que está al frente de una institución pública que tiene encomendada la formación de miles alumnos.

Formación en todos los órdenes del saber. Incluidos los valores que refuerzan la convivencia.

Estar a disposición de un partido político -el que fuere- para «derrotar» a otro, resume una voluntad de activista que se aleja del registro de neutralidad que cabía esperar en quien administra tan alta encomienda.

Pero dicho esto, repito que el paso dado por el rector Carrillo, matemático de profesión, tiene precedentes y hacia ellos habría que mirar para no exagerar en el denuesto que conduce a la picota.

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