Carlos Carnicero – Luces y sombras en la conferencia socialista


MADRID, 10 (OTR/PRESS)

Mi balance personal es positivo. Autocrítica sincera de errores cometidos, promesas de recuperar la lucha contra la desigualdad como objetivo prioritario y una aparente calma en la batalla por unas primarias más democráticas.

No está mal para un debate y un escaparate de menos de cuarenta y ocho horas.

El protagonista de la conferencia no ha sido la demonización del PP sino los retos socialistas.

Solo falta pasar de la crítica que se venía sistemáticamente haciendo al gobierno de Rajoy, añadiendo propuestas comprensibles para recuperar el espacio político consustancial a la socialdemocracia.

Ahora el trabajo pendiente es adaptar las resoluciones aprobadas a la praxis política. Casi nada.

Elaborar un proyecto electoral que incluya la melodía de esta Conferencia con partituras que se interpreten con precisión en cada acto político de cada uno de los militantes.

El mayor reto, recuperar la credibilidad perdida que siempre es un tránsito complejo.

No he escuchado hablar de los sindicatos. De la organización del trabajo no solo en la gestión de la negociación colectiva sino además en la organización de un nuevo modelo económico y productivo.

Naturalmente no era el momento de hacer leña del árbol sindical caído, de la profunda crisis de los sindicatos españoles.

Un proyecto socialdemócratas requiere de la complicidad de sindicatos fuertes.

Y una democracia avanzada, lo mismo que requiere de un sólido modelo de partidos, necesita sindicatos capaces de hacer respetar por los trabajadores, por los empresarios y por los ciudadanos.

Ese trabajo de reconversión les corresponde a los sindicatos, pero los partidos de izquierda tienen que echarles una mano y reclamarles esa regeneración.

La conferencia política no tenía previsto considerar cuestiones orgánicas. Algunas se han tratado, como la rebaja en la exigencia de avales para ser candidato a las primarias.

Considero que el partido tiene una prioridad pendiente. La revisión de sus métodos de trabajo y la reconversión en la forma de actuar del partido.

Tantos años acaparando poder en ayuntamientos, comunidades autónomas y gobierno, ha limitado la actuación de los militantes al trabajo en las instituciones. Y se ha olvidado que la democracia tiene otras formas de participación política.

En un momento de profunda crisis institucional, que ha generado desafección de los ciudadanos y desconfianza hacia las instituciones, las clásicas formas de participación en las reclamaciones sociales, en la acción sindical y en la integración en las formas de movilización social deben ser prioritarias para un partido socialdemócrata.
El descontento social no tiene cauces de representación tradicional. El descrédito y la parálisis sindical no permite organizar vectores democráticos para la protesta ciudadana. Se produce la paradoja de una gran desafección de los ciudadanos hacia las políticas del Gobierno y la falta de una respuesta democrática organizada que haga eficaz esas protestas.

El PSOE tiene que potenciar las labores sectoriales y ciudadanas de sus militantes que tienen que tomar posiciones en las respuestas ciudadanas, dando ejemplo de su compromiso político.

Y tienen que reactivar su labor sindical potenciando con su presencia y acción la regeneración de los sindicatos. El PSOE tiene que volver a sus raíces de una ejemplarizadora presencia al margen de la que le corresponde en la representación política en las instituciones.

El partido tiene que tener dos brazos diferenciados, uno en ayuntamientos, parlamentos y gobiernos y otro en las organizaciones sociales. Sin eso, su diferenciación con los partidos conservadores no será visible. Y es el camino más directo de la recuperación de la credibilidad política.

El último apartado de este análisis es la revisión de la organización, métodos y trabajos de las Juventudes Socialistas.

En los últimos años, esta organización se ha limitado a ser un laboratorio de futuros dirigentes, muchos de cuyos miembros ingresaban como profesionales de la política a muy temprana edad, sin realizar trabajos al margen de esa dedicación.

En un universo de paro juvenil generalizado, las juventudes del PSOE tienen que recuperar el activismo político como vanguardia del partido en todo lo que tenga que ver con las reivindicaciones latentes de los jóvenes que ahora no tienen futuro.

Y naturalmente, adaptado en todos los ámbitos, la acción política a las nuevas formas de participación, donde las redes y la sociedad tecnológica ofrece herramientas que hay que aprender a utilizar con eficacia.

El PSOE ha sacado músculo y ha exhibido ideas.

Ahora le corresponde poner en marcha los mecanismos políticos para recuperar su espacio en la sociedad española.

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