MADRID, 18 (OTR/PRESS)
El domingo pasado midieron fuerzas los socialistas catalanes. Quienes llevan el nacionalismo en los genes y no en la biografía, fueron ampliamente derrotados por quienes son solamente socialistas. La victoria de Pere Navarro, primer secretario del PSC, frente a la minoría más próxima al frente soberanista catalán también es la victoria de Pérez Rubalcaba, especial y duramente trabajada a lo largo de mucho tiempo frente a los agoreros de la ruptura interna y los que, desde dentro y desde fuera, no han dejado de apedrear políticamente al PSOE por su presunta ambigüedad.
Tenía razón el secretario general del partido cuando le decía a su gente que al PSC había que darle tiempo y ofrecerle un proyecto como el mejor modo de evitar que se convirtiera en compañero de viaje de Artur Mas y Oriol Junqueras. La votación de los 309 miembros del llamado consejo nacional dejó en minoría a los dirigentes más próximos al frente separatista. Barrieron las tesis de Navarro-Rubalcaba (258 frente a 41) que alejan al PSC del abismo independentista. Básicamente, ni un paso más en la escalada liderada por la Generalitat que no cuente con el respaldo del Gobierno del Estado.
En la práctica supone que, so pena de exclusión (pasarían al grupo mixto), los diputados del PSC no apoyaran en el Parlament ni en el Congreso de los Diputados ninguna propuesta del frente nacionalista, que sin respaldo del Gobierno de la Nación esté condenada al fracaso y se convierta inmediatamente en la excusa victimista que necesita ERC para seguir creciendo.
También es una buena noticia para Moncloa, conocida el mismo día en que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, insistía ante los cachorros del PP en que «no voy a aceptar que nadie juegue con el concepto de soberanía nacional». Justamente la votación del domingo en el máximo órgano de dirección del PSC es un frenazo en toda regla a la escalada segregacionista planteada con el viento en contra del Gobierno del Estado, primer guardián del principio de soberanía nacional única e indivisible. Deben tomar nota quienes ponían en duda el compromiso socialista con la Constitución y dicho principio en especial.
Será doctrina oficial del PSC a partir de ahora. Nítida, clara, precisa y vinculante. La decisión de emitir un mensaje único se toma por inequívoco pronunciamiento de una amplia mayoría (83,5%) del órgano depositario de la voluntad de la militancia entre congreso y congreso. Rucalcaba y Navarro saben que todo eso tiene un precio: la eventual escisión de la minoría más cercana a las tesis del frente soberanista (un 13,2% del partido, según la votación de ayer) o bien la autoexclusión de concretos dirigentes o militantes de esa minoría. Buena noticia para los defensores de la Constitución y el derecho a decidir de todos los españoles sobre una eventual fragmentación de la soberanía nacional.