Carlos Carnicero – Montoro purga Hacienda de socialistas


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

La copa del día de la Constitución siempre es ocasión de que algún político o alto cargo de las instituciones facilite munición para la prensa. En esta ocasión le tocó el turno al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

El titular del fisco está en el ojo del huracán por la purga que está practicando en la cúpula de la inspección tributaria. Los acontecimientos son complejos.

Todo empezó con una increíble situación en torno a la infanta Cristina de Borbón y la venta de unos inmuebles en donde figuraba su carné de identidad.

No saltaron las alarmas automáticas requeridas para ese tipo de transacciones. Y las explicaciones, que no lo fueron, resultaron igualmente increíbles.

Tiempo después fue cesada la jefa adjunta de la Oficina Técnica de la Dependencia de Control Tributario y Aduanero de la Delegación Central de Grandes Contribuyentes por haber mantenido una sanción de 450 millones de euros a la multinacional mexicana Cemex en contra de las instrucciones dadas por la Delegación Central. ¿Tráfico de influencias?

La cadena de ceses y dimisiones en la Agencia Tributaria fue despachada por la vicepresidenta del Gobierno en la rueda de prensa del último Consejo de Ministros con una escueta explicación sobre la renovación de cargos.

Pero el ministro de Hacienda ha sido mucho más locuaz al declarar a un grupo de periodistas que «la cúpula de la agencia está trufada de socialistas» y que esa era una de las causas de los ceses producidos.

La paradoja se produce al comprobar que los principales cargos cesados o dimitidos han sido nombrados por la actual administración del Partido Popular.

Es el caso de Luis Jones, jefe de Inspección de la Agencia Tributaria, que dimitió esta semana por «importantes diferencias» con la dirección de la Agencia Tributaria.

Otro de los altos cargos que presentó su renuncia, Ignacio Ucelay, jefe de la dependencia técnica de grandes contribuyentes, era a su vez próximo a Jones y también fue respaldado por el PP.

El argumento de Cristóbal Montoro tiene un corolario difícil de soportar. ¿No pueden ser socialistas los funcionarios de Hacienda a determinado nivel? ¿Se necesita que sean militantes del PP quienes se encargan de vigilar el cumplimiento de las obligaciones fiscales?

La confesión de Montoro sitúa en parámetros de caza de brujas los sucesos de la Agencia Tributaria.

En medio de la desafección y la falta de legitimidad de ejercicio de la mayoría de las instituciones esenciales de nuestra democracia, que sea ahora la gestión de la Hacienda Tributaria la que se introduce en parámetros de sospecha, es una noticia preocupante cuando, además, los ciudadanos están soportado esfuerzos fiscales excepcionales.

El Gobierno tiene obligación de extremar la transparencia en todo lo relativo a la gestión de nuestros impuestos.

Pero la claridad aplicada por Montoro resulta en sí mismo una denuncia de manipulación y de persecución política en los modos aplicados en la Agencia Tributaria.

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