Charo Zarzalejos – Lo que nos queda por ver.


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

Rajoy, muy Rajoy, calla. Las encuestas circulan a mansalva y no acaban de satisfacer a ninguno de los dos grandes. Artur Mas prepara la noticia de fin de año y el PSOE se pellizca comprobando como desde hace unas semanas «las cosas no nos van mal» pese a que algún veterano sostenga con rotundidad que «el partido esta muerto». El «caso Bárcenas» se diluye en lo que de destructivo tiene para el PP_de la moción de censura del PSOE nunca más se supo–, mientras que el goteo de excarcelaciones, con el silencio inquietante y sorprendente del Ministerio Fiscal, actúa a modo de gota malaya sobre la cabeza misma del Gobierno.
En ningún caso podemos decir que la actualidad sea aburrida y lo será aún menos cuando en cuestión de semanas entremos de lleno en ambiente electoral. Será entonces el momento de las decisiones, al menos de algunas decisiones que van a remover las aguas políticas . En esta ocasión, de manera especial, las elecciones europeas, sea cuales sean los resultados, van a suponer un reto de especial importancia.
Es posible_con él nunca se sabe_que Mariano Rajoy logre esquivar una minicrisis de Gobierno, pero lo que si es seguro es que esas elecciones van a suponer el desahogo de los decepcionados. Unos se quedaran en casa y otros, votarán por otras opciones. Serán, aunque las ganen, un «aviso» al Partido Popular que se tiene que lanzar en tromba a hacer política, a dar discurso, a hacerse presente más allá de las reuniones de fín de semana. La anunciada Convención puede ser un buen punto de arranque.
Lógicamente obsesionados y preocupados por la salida de la crisis no pueden ni deben fiarlo todo a que de aquí al 2015 la situación haya mejorado sustancialmente. Sostienen que los españoles les votaron para sacar a España de la situación lamentable en la que la dejaron los socialistas. ¿Solo -que no es poco_para eso?. La sorprendente rapidez en la aplicación de la sentencia de Estrasburgo ha sido una oportunidad perdida. Es obvio que al final la sentencia había que aplicarla, pero es más palmaria aún la falta de determinación para escarbar en las posibilidades, que las hay, de lanzar a la opinión pública gestos de lógica resistencia. Y esto es sólo un ejemplo que, por cierto, ha generado una extraordinaria perplejidad.
Los socialistas, y de manera especial su secretario general, han salido vivos de la Conferencia Política. Ahora están todos en tregua, pero solo eso:en tregua. En las elecciones europeas no van a sufrir una derrota estruendosa pero una vez celebradas tienen todo por hacer y las primarias se están convirtiendo en una especie de fantasma que a todos persiguen y que a muy pocos, aunque en público digan lo contrario, les satisfacen. Si pudieran volverían a lo de siempre para evitar el riesgo de que «el partido se abra en canal».
Nada de lo que queda por hacer, incluido el asunto catalán, es cuestión menor. PP y PSOE se la juegan en los próximos meses. Del acierto de las decisiones que vayan adoptando va a depender, en buena medida, que en el 2015 nos encontremos con un país difícilmente gobernable y en el 2015 todavía España estará necesitada de ese bien tan necesario como es el de la estabilidad y la estabilidad solo la da un Gobierno fuerte sea del signo que sea.

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