MADRID, 12 (OTR/PRESS)
Ayer jueves se inició en Barcelona el simposio que bajo el título «España contra Cataluña» no tiene más objetivo que el puro marketing independentista. El título, por burdo, no debe, ni siquiera, ofender. Ya no saben qué hacer. Tan metidos están en su propio laberinto que resulta absolutamente incomprensible que gasten tantas energías y, lo que es peor, tanto dinero para un viaje que tiene como destino último una estación llamada «melancolía».
Para ir creando ambiente hace ya varios días que circula por Cataluña un tríptico en el que se asegura -sin decirlo textualmente- que una Cataluña independiente nada tiene que envidiar a la tierra prometida. Pensiones aseguradas, más esperanza de vida, por supuesto miembros de pleno derecho de la UE y el paro bajaría drásticamente. Me lo pregunto una y mil veces: ¿de verdad se lo creen?. ¿De verdad se creen que España es una madrastra de las malas para con Cataluña?. ¿De verdad se creen que alguien puede creer que Cataluña es un pueblo oprimido?.¿De verdad se creen los políticos independentistas con Mas a la cabeza y miles y miles de ciudadanos que España es la causa de sus males?.
Es seguro que el tal simposio nos dejará conclusiones que alimentarán los argumentos secesionistas que para eso se ha convocado y para eso se ha pagado con dinero público. Y aquí viene algo especialmente llamativo: en Cataluña, como en otras partes de España pero no menos, hay niños, según dijo el defensor del pueblo, con claros síntomas de malnutrición, miles de ancianos que han visto suprimida la ayuda a domicilio prevista en la Ley de Dependencia y miles de ciudadanos catalanes en paro o en infraviviendas. ¿Es decente invertir unos cuantos miles de euros en semejante evento?. Es seguro que con el dinero que Homs ha destinado a este festival seudohistórico se podrían pagar muchas raciones de comida o pagar varios sueldos a personas que cuidaran de los mayores sin recursos. Me llama la atención que desde la izquierda catalana, con la honrosa excepción del PSC, no se levante la voz para denunciar el mal uso del dinero público en momentos de clara necesidad.
El aventurerismo de Mas, inflando a ERC y llevando a su propia coalición, CiU, a un camino sin retorno, a estas alturas provoca más cansancio que enfado. El conjunto de los españoles tienen, tenemos ya los suficientes problemas como para encima echarnos a nuestras espaldas la irresponsabilidad de unos dirigentes políticos, los de CiU que después de haber casi cogobernado en España, descubren que España le has esquilmado y oprimido.
Que celebren el simposio, que brinden por las conclusiones, incluso que declaren en el Parlamento la independencia de manera unilateral y luego que esperen sentados el reconocimiento internacional. No quiero minusvalorar lo que ocurre en Cataluña, tierra que, como española, la siento tan mía como mi querido País Vasco pero reconozco haber perdido toda esperanza de que Artur Mas vuelva a la realidad. Sostengo que Mas se inmolará y además no habrá consulta. A esto yo le llamo «melancolía».
