Carlos Carnicero – Euro vegas, y el cántaro se rompió


MADRID, 14 (OTR/PRESS)

En la película «Bienvenido Míster Marshall, la comitiva pasó de largo y ni siquiera se detuvo para hacer frente a la lista de peticiones de los esperanzados ciudadanos de Villar del Río. Con Euro vegas ha pasado algo parecido.

Dicho en términos vulgares, el gobierno de Mariano Rajoy se bajó los pantalones hasta los tobillos; no fue suficiente. Las presiones de Sheldon Adelson llegaron a un punto que no pasaron el tamiz legislativo de la Unión Europea.

Y su pretensión de un «blindaje legislativo» que impidiera cambios legales en el futuro, condicionando la soberanía de Las Cortes Generales, con indemnizaciones millonarias en caso de que se cambiara el marco legal, no ha podido colar por ningún agujero.

La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital observan que sus dos proyectos estrellas, las Olimpiadas de 2020 y el mega casino, se han evaporado sin llegar siquiera a comenzar su puesta en marcha.

Toda la venta de decenas de miles de puestos de trabajo alrededor de los hoteles y las ruletas ha resultado ser un chasco. El magnate norteamericano continuará su expansión en Asia y se olvida de Madrid porque las autoridades del PP, que estaban dispuestas a todo tipo de exenciones fiscales y de donación de terrenos, no ha dispuesto del marco legal para consumar los deseos del inversor.

No fuimos muchos los que nos opusimos al proyecto. Por su naturaleza de facilitar un entorno donde las mafias, el blanqueo de dinero y los daños colaterales de un mega casino y por ser, además, un retorno al mecanismo del ladrillo como factor dinamizador de la economía.

En la filosofía del PP de que el fin justifica los medios, el proyecto de Euro vegas era una entrega total al amigo americano, que además no arriesgaba una parte importante de la inversión que era con recursos ajenos.

Ahora el despertar ha sido el de un sueño trasmutado en pesadilla. Ni Olimpiadas ni casinos.

Nada en la chistera para remplazar estas dos ensoñaciones. El vacío de la gestión en el Ayuntamiento y en la Comunidad se ha convertido en un agujero negro que devorará todas las expectativas electorales.

Lo bueno, que no se cambiará la ley del Tabaco. Resultaba insoportable que la salud de los madrileños, blindada con las prohibiciones del tabaco, tuviera un precio a pagar.

Y ahora, con la nueva situación, fumar seguirá siendo nocivo. Lo mejor, que fracasa la filosofía de convertir los fines en una justificación de los peores medios.

Este fracaso sobre un proyecto inaceptable tendrá un precio político. Por mucho que pretendan vender que las ventajas que pretendía Adelson eran inaceptable.

No es cierto, eran inasumibles por la legislación europea.

El PP, con los pantalones en los tobillos, estaba dispuesto a quitárselos del todo.

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