Fermín Bocos – El discurso del Rey


MADRID, 25 (OTR/PRESS)

Treinta y tantos años después, el discurso del Rey es un clásico de la Nochebuena. Lo más destacable del discurso de Navidad de éste año ha sido que que sin apartarse del registro habitual – enumerar los problemas del momento sin profundizar en ellos-ha sido menos «gubernamental» que en otras ocasiones. En esa línea cabe subrayar una frase rotunda sobre el problema del paro. Frente a las metáforas al uso acerca de los brotes verdes o la luz al final del túnel, don Juan Carlos ha dicho lo que los ciudadanos de a pie constatamos cada día: que sólo se podrá decir con propiedad que hemos salido de la crisis el día en el que encuentren trabajo todos aquellos que hoy están en el paro.
Por lo demás ,el discurso recurrió a la habitual apelación al diálogo como método de solución de los problemas colectivos. De lo dicho por el Rey se puede colegir que no tiene una opinión contraria a una eventual reforma de la Constitución. Habló de la «actualización de los acuerdos de convivencia, con generosidad para comprender las razones del otro», pero también recordó que la ley está para cumplirla. Al hilo de sus palabras habrá quien piense que se estaba refiriendo a la crisis planteada por la deriva independentista del «Govern» de la Generalitat de Cataluña. O tal vez, no. Ya digo que la virtualidad de este tipo de discursos estriba en su versatilidad. Cada uno puede acudir a sus palabras para encontrar el eco del propio discurso.
Dónde estuvo rectilíneamente claro fue al decir que como Rey de España: «quería transmitir su determinación de continuar estimulando la convivencia cívica en el desempeño fiel del mandato y las competencias que le atribuye el orden constitucional y de hacerlo con las exigencias de ejemplaridad y transparencia que hoy reclama la sociedad». Dicho en plata: no tiene intención de abdicar. Sin duda es un mensaje muy preciso destinado a cuantos militan en el área republicana o a quienes se les oye despotricar desde la grada de los cortesanos impacientes. Hasta dónde la imagen televisada permite concluir, don Juan Carlos tiene mucho mejor aspecto que la última vez que le vimos a la salida del hospital madrileño dónde le fue implantada la que está llamada a ser la definitiva prótesis de cadera. Si anda bien de salud y está al día de lo que ocurre a su alrededor tiene sentido que no quiera jubilarse. Y menos en tiempos de zozobra como los presentes. Qué el Rey esté en su sitio y dispuesto a seguir, es una buena noticia.

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