Escaño Cero – Otro futuro, otra Europa


MADRID, 9 (OTR/PRESS)

Comienza el año con Grecia presidiendo la Unión. Una Grecia paupérrima, humillada, donde la inmensa mayoría apenas supera el umbral de la pobreza.
No sé a ustedes pero desde luego a mí no me han sorprendido todos esos informes que se vienen publicando en estos primeros días del año sobre la Europa real.

Una Europa más pobre, con más desigualdad social, con menos oportunidades.

Es la Europa que está resultando después de la crisis, una Europa que apenas se parece a la que era hace diez o quince años. Lo increíble es que haya algunos de esos proceres europeos que aún se lamentan en público,¡hipócritas¡ del creciente desafecto de los ciudadanos hacia la Unión Europea.

Me remito a unas recientes declaraciones del presidente del Parlamento Europeo, el socialdemócrata Martín Schulz que parece que se acaba de caer de un guindo.

Shulz como el resto de los mandamases de la UE saben mejor que nadie la causa de tal desafecto porque ellos mismos lo han provocado proscribiendo el Estado del bienestar al grito de «no nos lo podemos permitir» mientras lo que sí permiten es que quienes han provocado la crisis no solo se hayan ido de rositas sino que sean aún más ricos que en el pasado.

Alemania lidera la Unión y ha impuesto unas pautas que ha llevado a la miseria a Grecia, a Portugal, y ha puesto en serias dificultades a Irlanda o España. Y eso que en España hemos hecho los «deberes» que nos han impuesto desde Berlín-Bruselas, y la «prima de riesgo» ha bajado y algunas cifras macroeconómicas comienzan a encajar.

Pero más allá de cifras puntuales lo cierto es que los famosos «hombres de negro» han desbaratado Europa, aquella Europa solidaria, en la que el bienestar de la mayoría era su principal seña de identidad. Los ciudadanos aborrecen a los «hombres de negro» que no son más que los sicarios de quienes mueven los hilos desde Berlín y Bruselas.

Sin embargo nos dicen que estamos saliendo de la crisis, que quedan unos cuantos sacrificios más pero que los más importantes ya están hechos, que podemos confiar en el futuro.

El problema es que el futuro que nos prometen es un futuro en el que va a imperar el sálvese quién pueda. Un futuro con la sanidad pública gestionada por manos privadas supone convertir la sanidad en un negocio, y eso es algo que ya estamos notando los españoles en nuestras propias carnes.

Un futuro donde solo podrán acceder a la Universidad los que tengan dinero o quienes obtengan unas notas extraordinarias para conseguir una beca. Un futuro donde los dependientes seguirán dependiendo de la buena fe de sus familias.

Un futuro donde la cultura difícilmente sobrevivirá si no se pone coto de una vez por todas al robo de la propiedad intelectual y se rebaja el IVA para que la gente pueda ir al cine, al teatro, al ballet, etc.

O sea que el futuro que viene es un futuro que lejos de mejorar nuestra vida va a consolidar lo que ya hemos perdido instalando definitivamente la desigualdad.

No sé si la entrada de los socialdemócratas alemanas en el gobierno de la señora Merkell servirá para paliar algunos de los efectos perniciosos del futuro que nos espera.

Ojalá. Lo que sí es evidente es que hasta que no haya otros políticos, con otras ideas, con otras recetas, los ciudadanos europeos no tendremos ninguna razón para sentir afecto por la UE, que en estos últimos años para muchos en vez de una solución se ha convertido en un problema.

Y si no que se lo pregunten a esos miles de ciudadanos griegos que deambulan por las calles buscando algo para comer. O que se lo pregunten a Caritas, o a quienes gestionan los Bancos de Alimentos.

No se trata de que haya fracasado la idea de la Unión Europea. Los que han fracasado son los políticos que vienen dirigiendo la UE en los últimos años. Los ciudadanos queremos otro futuro, otra Europa.

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