Rosa Villacastín – Agárrense que vuelven las curvas


MADRID, 9 (OTR/PRESS)

No puedo con mi cuerpo. En apenas un mes he engordado dos kilos, resultado de copiosas comidas navideñas, turrones, mazapanes, cavas, meriendas y aperitivos varios. Un pastón, al que tengo que sumar ahora lo que me va a costar adelgazar. De ahí que cuando leí las últimas declaraciones de Shakira, en la revista «Glamour», y en las que con el desparpajo que le caracteriza afirma que abandona las dietas porque su Piqué, prefiere la carne a los huesos, me puse a dar saltos de alegría. Vamos, me puse tan contenta que mi media costilla creyó que me había tocado la Lotería del Niño. No pero casi. Y me explico.
Si como parece del modelo «flaca, flaca» pasamos a la mujer normal, con sus kilos bien repartidas, habremos ganado una batalla que creí perdida para siempre, por una simple razón: hay tanto dinero en juego, tantos negocios, tantos empleos que dependen de que hombres y mujeres perdamos esos tres, cuatro o cinco centímetros de cintura, que me parecía imposible que alguien que vive de su imagen como es la famosa cantante colombiana, alzase su voz en favor de todas aquellas que no tenemos un cuerpo 10. Algo que hay que agradecerle por la repercusión que sus palabras puedan tener para quién vive pendiente de la báscula.
No es que yo esté a favor de la obesidad ni mucho menos, pero entre eso -que es una enfermedad-, y un cuerpo con sus curvas bien repartidas, hay un abismo. Por eso creo que habría que empezar por cuidar el lenguaje, sí, sí el lenguaje, sobre todo en los medios de comunicación, con el fin de evitar que jóvenes y no tan jóvenes que sueñan con la delgadez extrema, caigan en las redes de los vendedores de humo. Gente sin escrúpulos que basan su éxito en dietas milagrosas, que ponen en riesgo la salud de tanta gente. Y me remito a la dieta Duncan, que se ha demostrado muy peligrosa. Algo de lo que ya alertaron algunos especialistas honestos pero a los que no se les hizo caso debido al bombardeo mediático al que les sometía un médico que ya estaba siendo cuestionado en otros países, y al que en el nuestro subimos a los altares. Y como éste, tantos otros que sin conocimientos médicos escriben y escriben libros que la gente devora por ese lógico deseo de buscar la perfección, aún a sabiendas de que esta no existe.
Ahora bien, si de lo que se trata es de perder esos dos o tres kilos de más que has cogido en estas Navidades no hay mejor remedio que caminar media hora diaria, y seguir la famosa dieta Mediterránea. Tan efectiva como sana.

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