Más que palabras – Hollande y la mentira.


MADRID, 18 (OTR/PRESS)

Sinceramente no sé si el culebrón de Hollande es un asunto político o del corazón. Los periódicos más importantes de Francia están siguiendo con pasión este «affaire» y el tema es una de las noticias más visitadas en internet de todo el mundo. Según nos cuentan Sergolene Royal la política socialista ex compañera sentimental del presidente francés ha ido a visitar a Valerie Trierweiler en su habitación del hospital parisino donde se encuentra ingresada la ¿primera dama?, para hacer una cura de sueño tras enterarse por la prensa del idilio secreto del Presidente de la República con la actriz Julie Gayet.
El hecho me ha llamado la atención por la capacidad de perdonar que tienen algunas mujeres, aunque deduzco que, en este caso, lo que más cuenta es la política o ¿tal vez sea la solidaridad entre «cornudas» como han dicho despiadadamente algunos?. No lo sé y tampoco importa demasiado pero viene al pelo recordar, como ha hecho ha hecho nuestro compañero Juan Manuel Bellver, que hace tan solo 19 meses la hoy afectadisima Trierweiler había difundido en tuit lleno de veneno en vísperas de las elecciones legislativas de junio del 2012, manifestando su apoyo al candidato disidente Olivier Falorni que competía contra Segorlene. Ella perdió su escaño y, aunque nunca sabremos que parte de culpa tuvo la enemistad entre ambas mujeres, esa especie de «odio africano» ha perseguido al presidente francés todo su mandato.
Por eso llama tanto la atención que ahora Sergolene acuda a visitar a quien le arrebató el amor del padre de sus cuatro hijos y todavía resulta más sospechoso que haya aparecido una extraña solidaridad entre dos mujeres hasta ahora totalmente irreconciliables. Supongo que estas alturas de la película, a ninguna de las dos le importara que su «ex» haya bajado en popularidad en todas las encuestas o que en su última rueda de prensa -ante, nada menos, que 600 periodistas de todo el mundo -tuviera que responder preguntas muy incómodas sobre como afecta su nueva aventura amorosa a cuestiones de seguridad o quien tiene el estatus ahora de primera dama. Tampoco les importará que el presidente viera frustrado su deseo de explicar el nuevo giro socialdemócrata que pretende darle a la economía para salir de la crisis y por lo que vemos no sólo les ocurre a ellas sino a los franceses, que le están dando la espalda a raudales desde que se conoció la noticia.
La pregunta es si la vida privada de un presidente del gobierno es tan importante como la política que práctica y la respuesta es rotundamente NO, pero lo relevante es que Hollande ha mentido y tal vez sea eso: la mentira y la deslealtad, lo que esta influyendo más en su descrédito que el hecho en sí de que tenga una nueva compañera. Por supuesto que los políticos están en su derecho de elegir la vida privada que quieren llevar ¡faltaría más¡ y claro que deben preservar su intimidad como deseen pero la mentira no es tolerable ni política ni personalmente y eso es lo que está pasando factura al presidente francés. Ya se sabe serlo y parecerlo.

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