Antonio Casado – El PP está reunido


MADRID, 31 (OTR/PRESS)

En el Auditorio «Miguel Delibes» de Valladolid trata el PP de acallar el ruido de muebles que tiene en casa. O de desmentirlo directamente, como hace la secretaria general, Dolores de Cospedal, aguantando la mirada de los periodistas: «El PP está fuerte y unido».
Espera demostrarlo en la Convención Nacional de este fin de semana, donde se trata de difundir las buenas nuevas para el bolsillo de los españoles en la segunda mitad de la Legislatura: bajada de impuestos, creación de puestos de trabajo y crédito para las familias. Cuestión de fe.
Lo demás no importa, según la doctrina oficial. O es asunto de menor cuantía. Mejor un Aznar ausente y silencioso que un Aznar presente y alborotador. «Lo tenemos muy oído», decía el otro día la vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos, dejando claro que tampoco se van a perder nada los asistentes al cónclave del partido refundado por el expresidente del Gobierno. Leña al fuego. El mensaje aumenta su malestar porque sigue la irritante táctica marianista, que consiste en que el sucesor mira al sucedido como las vacas miran al tren.
En cuanto a la espantada del eurodiputado y ex ministro, Mayor Oreja, que no se va del partido aunque renuncia a encabezar la lista europea, toca una fibra muy sensible: las relaciones del Gobierno con las víctimas del terrorismo. Espera la dirección del PP que el acto de identificación y solidaridad con las mismas, previsto en la agenda de la Convención, desactive ese relato venenoso que ha venido verbalizando Consuelo Ordóñez (Covite), hermana de un concejal asesinado por Eta en 1995, pero inspirado en las tesis del ex ministro del Interior. A saber: lo que ETA no consiguió matando lo está consiguiendo sin matar, ahora con la colaboración del Gobierno Rajoy.
En los dos casos, el de Aznar y el de Mayor Oreja, dos históricos en la vida del PP, sale perdiendo la causa del partido de sus amores. Es la resultante de cruzar sus intereses personales con los del grupo al que pertenecen. Ese sentimiento de pertenencia al mismo debe haberse debilitado considerablemente cuando basan sus respectivos gestos de desafección a los actuales dirigentes con excusas tan tontas como un viaje al extranjero o la negativa a competir contra un hermano gemelo político, el sedicente Vidal Quadras.
Morbo no falta en los pasillos de la Convención, donde se habla de las goteras en el ala derecha del edificio «popular». Sin embargo el estado mayor de Rajoy hace ímprobos esfuerzos para minimizar los daños y cambia de conversación si oye hablar de «lío», «desbandada», «dos almas del PP», «crisis ideológica». Se les ensancha la sonrisa, en cambio cuando escuchan que el PP suelta lastre por la derecha o que, en realidad, están funcionando los mecanismos de defensa y autodepuración. Los hay de muchas clases. A saber: espantada, verso suelto, expulsión disciplinaria, rebeldía, escisión, manzana podrida, desistimiento, ajuste de cuentas, etc. Elijan ustedes el que, a su juicio, se parece más a lo que están ocurriendo en el seno del partido en el poder.

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