MADRID, 11 (OTR/PRESS)
El talento no siempre es la mejor palanca para ascender en política. En el seno de los partidos políticos jerarquizados medran más los listos. Tenemos ejemplos en todas las organizaciones. El último está estos días en los titulares de los medios y tiene como protagonista a la ciudadana señalada para encabezar la lista del PSOE en las elecciones al Parlamento Europeo.
Por cierto que quien ha elegido a Elena Valenciano, ha tomado una segunda decisión: preterir a dos de los dirigentes socialistas actuales con mayor connotación de seriedad y solvencia en su discurso político: los ex ministros Ramón Jáuregui y Juan Fernando López Aguilar. No digo que la señora Valenciano, como ex diputada europea, no reúna condiciones para intentar repetir el semanal vuelo a Estrasburgo pero hablando en términos de seriedad en los planteamientos políticos tengo para mí que la futura primera voz del PSOE en el Parlamento Europeo, rebaja densidad.
Todo lo cual no quita que puesto que los comicios europeos vienen siendo más un castigo al Gobierno de turno que un respaldo a las diferentes opciones políticas que concurren a las urnas, la lista que encabezará la señora Valenciano no puede conseguir la victoria relativa el próximo 25 de mayo. No es un secreto -desde luego no lo es para los sociólogos y demás analistas políticos- que los electores perciben esta cita con las urnas como una oportunidad para cobrar facturas pendientes. Pasar factura a sabiendas de que -en principio- no está en juego un cambio de Gobierno.
La perspectiva histórica nos dice que ha sido la oportunidad para dar cauce a dos corrientes de opinión en apariencia contradictorias: el descontento, por mil y un motivos, de mucha gente que lleva a votar en contra incluso de aquellos a quien respaldó en anteriores comicios y, también -de ahí la contradicción- la ocasión para dar el sonoro portazo de la abstención. En el PP otean con preocupación la cita de mayo porque el Ejecutivo que preside Mariano Rajoy es consciente de que dada la herencia recibida se ha visto forzado a pisar más callos de los que tenía previsto. Y no sólo en materia de impuestos. Temen el palo que puedan recibir; el aviso a navegantes.
Por contra, en el PSOE, parece que Alfredo Pérez Rubalcaba libra al resultado de los comicios todas sus expectativas de mantenerse como líder y futuro candidato del partido en las otras elecciones, las que cuentan de verdad: las legislativas. Bien pensado, que Valenciano esté a punto de hacer las maletas, tal vez tenga algo que ver con esos cálculos de Rubalcaba. Ya se sabe que la política es lo que parece.
