Rafael Martínez-Simancas – Trasparencia y tal


MADRID, 11 (OTR/PRESS)

Huele a urnas y los partidos cierran filas, atrás quedó eso tan bonito de la participación ciudadana, las primarias, un intento por crear las listas abiertas y varios mensajes de transparencia ejemplar. En apenas dos días el PSOE ha designado a Elena Valenciano candidata a Bruselas por la gracia de Rubalcaba, y por la gracia de Rajoy el secretario de Estado de Igualdad, Juan Manuel Moreno, ha sido ungido como candidato a las andaluzas. En efecto, ya lo decía Esperanza Aguirre: «son los designios del dedo divino»; frase que le provocó la ira de varios dirigentes andaluces entre ellos Teófila Martínez que se puso en jarras.
Allá el PSOE y el PP con la manera de designar a sus candidatos pero que luego que no nos cuenten historias para quedar bien. Los partidos son de hierro, eso lo sabíamos, pero no es de recibo que nos tomen por pardillos ingenuos con cara de gili-urnas. Mucho mitin con taburete, sin camisa para dar sensación de proximidad y se pasan la cercanía por el arco del triunfo. Por otra parte: no cabía pensar otra cosa porque aquí ya nos conocemos todos.
La designación de Elena Valenciano parece un intento por salvar los muebles, en caso de que Rubalcaba decida no presentarse a las primarias a Valenciano le sorprendería la noticia en Bruselas que es una distancia prudencial para no padecer los efectos de los rayos gamma de Ferraz. La vocación europeísta de Elena Valenciano era un secreto hasta el momento pero seguro que la desarrolla de aquí a las elecciones. Nota al margen: otra notable socialista que se marcha, en Miami está Chacón y en Nueva York trabaja Aído. Urge un programa de «Socialistas por el Mundo».
En el caso de Moreno se desatasca un nombramiento que se le complicaba al PP porque en Andalucía habían renunciado a tener una cabeza visible en unos momentos en los que hacía falta alguien que aglutinara el mensaje. Cospedal estuvo en Sevilla en un almuerzo de apaciguamiento pero al final ha sido elegido el candidato de Arenas a través del dedo de Rajoy, bien guiado por Soraya Sáenz de Santamaría. Será Moreno, y no José Luís Sanz, el que intente organizar un partido que gana en las capitales pero pierde en los pueblos porque parece ser que el campo no les interesa mucho. Juan Manuel Moreno tiene la tarea de hacer olvidar a Arenas, es decir: poner el partido a trabajar antes de que sea engullido por la conocida como «pereza musulmana». Cospedal pierde la partida y ya van unas cuantas ocasiones de ninguneo, veremos cómo encaja ésta.

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