Fase de amedrentamiento


MADRID, 13 (OTR/PRESS)

A medida que se hace más evidente que el callejón en el que se han metido los secesionistas catalanes no tiene salida, aumenta el tono de la retórica, y el señor Homs ya nos ha advertido que si esto sigue así Cataluña se va a parecer a Ucrania.

Hombre, no se parecen mucho. Ucrania fue una nación poderosa ya en el siglo XI, creo que ahora tiene más de 40 millones de habitantes, uno de los ejércitos más nutridos de esa parte oriental, y un depósito de armas nucleares que, si estuvieran a disposición de ese admirador de los alemanes conocido como Joan Tardá, sería para echarse temblar.

Pero a mí me parece que con lo que nos quería amedrentar el ciudadano Homs es con que puede haber un estallido social semejante al de las calles de Kiev. Si lo dice para acojonarnos a los que vivimos fuera de Cataluña la verdad es que nos hace poca mella, porque la revuelta nos pillaría muy lejos.

A mí me da miedo por mi familia catalana, pero esas amenazas sobre el hipotético futuro a quien de verdad producen pavor es a la mitad de mi familia, que es posible que haya votado a CiU en numerosas ocasiones, y que no van a agradecer que no se pueda salir a la calle sin toparte con un contenedor ardiendo, un herido o una manifestación violenta.

Puestos a establecer símiles cercanos y familiares, el ciudadano Homs podría haber mencionado a la guerra civil, y ponernos a rememorar el frente del Ebro, o la toma de Barcelona el 29 de enero de 1939, cuando decenas de miles de mujeres, ancianos y niños, en su mayoría, salieron jubilosos a las calles de Barcelona.

Espero que lo de Homs no sea una premonición y Barcelona nunca se parezca a Kiev.

Sería terrible para mi familia catalana y, sobre todo, sería horrible para las personas que hasta hoy viven pacíficamente en Cataluña.

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