Fermín Bocos – La esperanza de Rajoy


MADRID, 12 (OTR/PRESS)

Cuando quien manda es expeditivo y resuelve con prontitud los interrogantes o tareas que le conciernen, cuantos le rodean dicen de él que es un líder resuelto. El encomio está servido y jalonado de adjetivos. Lo chocante es que si, por el contrario, quien controla el poder es un líder cauto o premioso, que prolonga en demasía sus decisiones hasta el punto de poner a prueba los nervios de sus próximos, entonces el encomio nace de la alabanza de la prudencia como virtud. «Maneja con maestría los tiempos».
La adulación o la admiración lo convierte en discípulo aventajado de Baltasar Gracián y su arte de dejar estar las cosas, especialmente, cuando más revuelto o impaciente esté el mar de sus allegados.
La renuencia de Mariano Rajoy a revelar la identidad del futuro cabeza de lista del PP en las próximas elecciones al Parlamento Europeo encaja como anillo al dedo en el segundo registro. Basta con escuchar María Dolores de Cospedal elogiando la destreza del Presidente en el manejo de los tiempos. Escuchar a Cospedal y cerrar los oídos a lo que, justo en sentido contrario, dicen otros barones regionales: Monago y Bauzá en público. Otros entre bambalinas.
El caso es que siendo la cita electoral de mayo el primer test para saber qué piensan y cómo juzgan los ciudadanos la tarea realizada en los dos últimos años por el Gobierno que preside cabe presumir que la razón por la que Mariano Rajoy permanece mudo hay que buscarla en el hecho de que sí el elegido fuera titular de una cartera ministerial, su designación aparejaría una remodelación del Gabinete.
Arias Cañete, Soria, de Guindos, de paso hacia el Eurogrupo, etc. Son nombres que están en las crónicas, pero sólo llenan la mitad del cuadro. La otra mitad, es la que con toda seguridad, centra las dudas de Mariano Rajoy. Sabido que muchas veces los males empeoran con los remedios, creo que en la tardanza del Presidente a desvelar el misterio del primer nombre de la lista pesa mucho la convicción de que tiene que ser una apuesta potente, una figura capaz de hacer que los electores miren más al candidato que a las obras del Gobierno (algunas muy criticadas) y a sus promesas incumplidas.
Sería el caso de la subida de impuestos. Si no fuera porque pudiera sonar a irónico -dadas la conocidas tiranteces que mantienen- yo diría que puede que haya pensado en ofrecer el puesto a Esperanza Aguirre.
Lo anoto sin otra intención que la que se desprende del análisis de las encuestas que vamos conociendo. Y con la convicción de que, llegado el caso, la afectada diría que Cibeles está más cerca que Estrasburgo… aunque de momento está en Londres a dónde ha ido a dar una conferencia. En inglés y en los Comunes, el corazón del Parlamento Británico.

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