Mariano, el opositor


MADRID, 3 (OTR/PRESS)

En el PP ya hablan solos. No ven el momento de dejar zanjado el asunto de la lista para las elecciones europeas. La rueda de prensa de Carlos Floriano, el pasado lunes, tiene su mérito. Tener que contestar a una pregunta tan obvia como es que hay de las listas y tener que decir, «nada», pero sin decirlo, tiene un punto.

«A Mariano, el pulso nunca le sube de sesenta». Lo dice una persona muy, muy cercana a él. Y tiene razón o al menos esa sensación da. Nervios, ni uno; gritos, si hay que darlos, en privado y antes de hablar mal de nadie, mejor el silencio. Estas son algunas de las característica del Presidente del Gobierno que antes de serlo fue opositor y eso deja huella.

Cuando se convocaban oposiciones de las gordas y de eso hace ya muchos años, quienes se apuntaban a ellas sabían que tenían por delante horas y horas de estudio, disciplina férrea para estirar el tiempo, soledad para no distraerse, silencio para concentrarse y sobre todo serenidad, mucha serenidad para no perder la perspectiva y creer firmemente que el esfuerzo debe ser continuado para lograr el objetivo deseado que no es otro que el sacar la mejor puntuación posible.

A Rajoy le queda mucho de aquel opositor que fue. Es de los que se estudia los papeles, habla lo justo y si tiene cincuenta días para tomar una decisión no entiende por que debe tomarla el día 10. Con hacerlo el 49, cumple. Ni prisas, ni improvisaciones y todo apunta que a la hora de tomar la decisión de la lista europea ha optado por la misma burbuja que le permitió ser el mejor de su promoción.

Quien crea que lo de Rajoy es indolencia o falta de banquillo, se equivoca. A estas horas el Presidente tiene la lista entera en su cabeza y confeccionar una lista tiene mucho de partida de ajedrez. No se debe mover una ficha sin tener claro el paso siguiente. Y ahí esta Rajoy, domesticando tiempos en la soledad a la que tanto tienden siempre, no solo los opositores, sino todos los presidentes de Gobierno.

Ayer dijo que no estaba «encima del tema» y no mintió porque ya lo tiene decidido, pero se lo calla.

Como buen opositor que fue, nada ni nadie le va a desviar de su propio calendario, de sus propios plazos. Y si los suyos ya hablan solos ante tanto misterio, Rajoy pensara que no ve motivos.

Tiene datos más que suficientes que le han llevado a la convicción de que, al margen de los nervios de otros, su estrategia, que no indolencia, no están reportando malos augurios para el PP.

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