MADRID, 4 (OTR/PRESS)
El etarra Bolinaga, el enfermo de cáncer terminal, ya no podrá pasearse libremente por Mondragón para tomarse txiquitos y ser jaleado por sus amigos del tiro en la nuca. La Audiencia Nacional ha decidido encerrarlo en su casa, después de que el magistrado Ismael Moreno le señalara como el autor material de los disparos que, la noche del 8 de junio de 1986, acabaron con la vida del cabo primero de la guardia civil Antonio Ramos Ramírez.
Dice el juez que ordenó la prisión provisional atenuada que deberá permanecer en su casa en todo momento y que «únicamente podrá salir de su domicilio durante las horas necesarias para el tratamiento de la enfermedad». Viendo que el moribundo es amigo del espectáculo y teniendo en cuenta que jamás se ha arrepentido de sus crímenes es muy probable que el carcelero de Ortega Lara «pase» también de la decisión judicial y entonces ¿se hará algo al respecto? Me temo que no.
Todo el asunto Bolinaga y su salida de la cárcel, hace año y medio con libertad condicional con la excusa de que le quedaban apenas un mes de meses de vida ha sido un despropósito y un insulto a la inteligencia… Se le ha visto ir diariamente al bar de su pueblo en Mondragón, vivito y coleando y hacer una vida absolutamente normalizada lo cual además de ser un insulto para las víctimas es un escarnio para los demócratas. Bolinaga jamás, jamás se ha arrepentido de sus crímenes ni ha renegado de ETA. De hecho hace pocos días tuvo la ocasión ideal para colaborar con la Justicia, pedir perdón por el daño cometido, mostrar un mínimo de arrepentimiento y ayudar a resolver un caso que sigue sin aclararse. Sin embargo, mantuvo la boca cerrada demostrando desprecio hacia el juez y hacia las víctimas y su silencio, su negativa a declarar, es la prueba palpable del gran error que fue excarcelarlo.
Un error mal explicado por el Gobierno y peor digerido por las víctimas, muchos dirigentes y la mayoría de votantes del PP que vieron en su salida de la cárcel un cambio de actitud en la política antiterrorista sostenida históricamente por el partido. En torno a su excarcelación se elevaron muchas sorpresas porque hubo informes médicos contradictorios sobre su estado de salud. De hecho tras recibir el alta médica Uribetxebarria muy delgado, pero con buen aspecto salió del hospital por su propio pie, acompañado por su hermano y representantes, el colectivo de apoyo a los presos de ETA. Llevaba una boina con la insignia a favor del acercamiento de los presos ¡cómo iba a desaprovechar la ocasión para hacer proselitismo! y a los pocos días de llegar a su casa se le vio salir de paseo dirigiéndose al bar visiblemente mejorado.
Cabe recordar que la Audiencia Nacional acordó su libertad condicional al considerar que existía «un peligro patente» para su vida debido a su cáncer de riñón con metástasis en el cerebro y en un pulmón. Pero esa decisión de los magistrados se produjo en contra del criterio defendido por la fiscalía y el Ministerio de Justicia lo que acrecentó la polémica y las sospechas.
Si de muestra vale cómo vive ahora Bolinaga, cuando durante todo este tiempo ha comunicado, telefónicamente, a los servicios de vigilancia de la cárcel de Martutene y a la Guardia Civil que abandona Mondragón para trasladarse al hospital donde recibe tratamiento médico lo ha hecho desde el bar que frecuenta habitualmente y entre rondas de chiquitos y voces de taberna. Utiliza un tono entre chulesco y burlón para comentarle al personal que así cumple las órdenes del juzgado.
Así pues de situación terminal nada de nada y aunque entre las reglas de conducta que le impusieron para decretar la libertad provisional , está la de no acercarse al domicilio o lugar de trabajo de sus víctimas o familiares, cada vez que éstas le ven de paseo no es de extrañar que se sientan doblemente vilipendiadas. El moribundo no lo es tal y entonces la pregunta es ¿por qué no vuelve a prisión inmediatamente? Esa no puede ser una pregunta sin respuesta, aunque sólo sea por la dignidad de las víctimas.
