Escaño Cero – El día después


MADRID, 9 (OTR/PRESS)

Ya estamos en el día después, en el día en que Artur Mas y sus socios deberían de recoger el guante lanzado por el presidente Rajoy y por el líder socialista Pérez Rubalcaba, para sentarse a hablar.

En democracia las mayorías son las que tienen la última palabra y en el Congreso de los Diputados una amplísima mayoría, nada menos que 299 diputados han rechazado que Cataluña pueda celebrar un referéndum para decidir si quiere ser independiente.

La razón es muy clara: con la ley en la mano no se puede. Pero es que además los partidos independentistas no pueden arrebatar al resto de los ciudadanos españoles su derecho a participar y a decidir en su caso también sobre el futuro de Cataluña.

Lo que queda del debate es que el Presidente Rajoy ha tendido la mano a Artur Mas en un discurso medido, sin aspavientos, buscando rebajar la tensión. Y lo que también queda es que Alfredo Pérez Rubalcaba ha hecho el mejor discurso de su vida, realmente, el discurso de un estadista.

Ha sido un alivio para muchos votantes socialistas pero también para la gran mayoría de la ciudadanía, saber que con el PSOE nadie puede contar para aventuras, y que su posición es totalmente contraria a que se pueda celebrar un referéndum.

Pérez Rubalcaba fue desmontando uno por uno el discurso falaz de los tres parlamentarios encargados de defender la aventura independentista. Por cierto que si lo mejor que tienen los independentistas para defender su causa es a Jordi Turull, Marta Rovira y Joan Herrera, entonces tienen un problema. Sus intervenciones fueron sencillamente insustanciales, cargadas de demagogia.

Pero vuelvo a Rubalcaba al que pudimos ver en su mejor versión. La verdad es que el suyo fue el discurso de un jefe de Gobierno. No se trata de establecer comparaciones en un asunto tan delicado como este, pero el líder socialista acertó en todo, en el fondo y en la forma y estuvo mas presidente que el presidente Rajoy.

En democracia cuando se pierde una votación se acepta, de manera que después del debate CiU y sus aliados deberían aceptar el resultado y retirarse a sus cuarteles de invierno para pensar en la oferta generosa lanzada directamente por Rubalcaba: reforma de la Constitución, y la más ambigua pero igualmente importante del presidente Rajoy de sentarse hablar cuanto antes mejor.

La pelota ahora está en el tejado de CiU. Tienen que decidir si van a aceptar las reglas del juego democrático o si van a continuar con su aventurerismo, olvidándose, como les recordó Rosa Diez que las verdaderas preocupaciones de los ciudadanos son el paro y los estragos de la crisis económica.

El Parlamento ha dicho un no rotundo a la trampa pretendida por los independentistas de celebrar un referéndum, que si bien no sería vinculante jurídicamente sí lo sería políticamente. Si de verdad son demócratas sólo tienen un camino: sentarse a hablar y entre todos ver si es posible un nuevo pacto constitucional. Pero eso sí sin chantajes, amenazas ni políticas de hechos consumados.

Lo menos que se puede exigir al presidente de la Generalitat es que se comporte con lealtad hacia la Constitución y las instituciones que le permiten ser quien es y estar donde está.

Es la hora de comprobar si Artur Mas es un político o un irresponsable al que poco le importa desencadenar un terremoto en Cataluña y el resto de España donde tienen mucho que perder. Lo sabremos a partir de hoy.

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