MADRID, 29 (OTR/PRESS)
El incidente es conocido. El pasado domingo, cuando Pere Navarro, líder del PSC, se disponía a entrar en la catedral de Tarrasa, una mujer de unos cincuenta años se le acercó y tras insultarle llamándole: «fill de puta», le dio un puñetazo en la cara. El hecho es grave y va más allá de las secuelas físicas (afortunadamente leves), provocadas por la agresión. Es grave porque delata que en el origen de la agresión está el fanatismo político. El fanatismo y su destilado: el odio. Habrá que dar tiempo a que la investigación policial establezca el perfil de la agresora y a que aclare por qué agredió al dirigente socialista, pero, amén de la naturaleza soez de los insultos, quienes en las redes sociales dan opinión sobre lo ocurrido ponen en la pista del origen de este tipo de comportamientos absolutamente rechazables. Anoto dos cazados al vuelo en las páginas de un diario digital editado en catalán. Uno de ellos que se presenta como «Ricardo» y se dirige a Pere Navarro llamándole «Pedrito» justifica la agresión y le llama: «Miserable, mezquino y falto de inteligencia». Otro, que destila su veneno desde Teiá y firma «Jordi», dice que de haberse cruzado con el dirigente socialista, también le habría insultado -«aclara» que actuaría así porque-, según dice, Navarro impone su opiniones a los demás sin dejarlos hablar (¿?). Traigo a colación estas dos referencias, pero hay más. Muchas más. Son de parecido tenor: insultantes cuando no calumniosas y casi todas envueltas en el acre aroma del odio. Del desprecio a quienes -como es el caso del dirigente socialista agredido- no comparten las tesis independentistas. Pere Navarro, alcalde de Tarrasa elegido democráticamente es una víctima de la crispación y la intolerancia traída por la demagogia, las simplificaciones políticas y las tergiversaciones de la Historia que apareja el llamado «proceso soberanista». Cuando esto escribo ignoro si Artur Mas -que es quien ha metido a la sociedad catalana en la deriva del victimismo- se ha interesado por el estado de Pere Navarro. Debería haberlo hecho. Estas cosas hay que pararlas antes de que vayan a más. Antes de que germine la semilla del odio.
