Francisco Muro de Iscar – Inhabilitados de por vida


MADRID, 30 (OTR/PRESS)

La NBA, el organismo que dirige la liga de baloncesto de Estados Unidos, la más importante, prestigiosa y mejor organizada del mundo, acaba de sancionar al dueño de uno de sus equipos, Los Angeles Clipers, con una inhabilitación de por vida, una multa de 2,5 millones de dólares y la prohibición de asistir nunca más a un partido o a un entrenamiento de su equipo y a no tener nada que ver con las operaciones financieras de éste. Este personaje no ha amañado los partidos ni se ha lucrado con apuestas falsas ni ha robado la caja del equipo ni, que se sepa, es un defraudador fiscal ni ha asesinado a nadie. Simplemente, alguien le grabó recriminando a su novia haberse hecho una foto con Magic Jhonson. «Puedes acostarte con negros, le dijo, pero te pido que no los traigas a mis partidos». Además de la sanción de la NBA, si yo fuera ella, le habría dejado inmediatamente por imbécil.
La NBA ha tardado muy poco tiempo en confirmar que las declaraciones eran reales y le ha sancionado. Y muchos patrocinadores del equipo han tardado el mismo tiempo en retirar su apoyo económico al equipo. Oiga, ¿y esto podría pasar en España? Mucha gente conserva todavía la inocencia. No sólo cree en los Reyes Magos -que hay que seguir creyendo- sino en la independencia de los medios de comunicación, en el amor al deporte de los presidentes de algunos clubes de fútbol y en la vigencia del espíritu del barón de Coubertín, fundador de los Juegos Olímpicos.
En el deporte español, pero no sólo allí, hay presidentes que han llevado a la bancarrota a sus equipos sin poner un solo euro de su bolsillo, que han defraudado a Hacienda, que han espiado a sus compañeros de junta y a sus jugadores, que incitan a la violencia o amparan comportamientos violentos o xenófobos de grupos violentos a los que ofrecen instalaciones en sus estadios y hasta les pagan viajes y entradas para que «apoyen» a sus equipos. Y hasta me temo, alguno conoce la «técnica» del apaño de partidos o ha mirado hacia otro lado cuando alguno o algunos de sus jugadores se han pasado a la banda de los «sobrecogedores». En ningún caso ha habido una sanción que fuera diez o cien veces inferior a la que la NBA ha puesto al dueño de una de sus franquicias.
Imagínense ustedes lo que podríamos escribir sobre los políticos sospechosos de corrupción o, directamente, de políticos imputados o acusados de delitos que, pese a todo, siguen en política o siguen manejando los hilos del «negocio». Por eso, la NBA tiene el prestigio que tiene y por eso, el deporte y la política, en otros lugares, tienen el desprestigio que tienen. Por cierto, este primero de mayo los dos principales dirigentes de UGT y CC.OO -inmersos en acusaciones muy graves sobre las que guardan silencio- no estarán, creo que por primera vez, en la manifestación de Madrid sino que se van a Bilbao a celebrarlo. Dicen que es «por la descentralización». Si se enteran en la NBA*

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