MADRID, 14 (OTR/PRESS)
No sé si servirá de mucho pero me uno a quienes en estos días vuelven a pedir el indulto para María del Mar García. La verdad es que no comprendo la cerrazón del Ministerio de Justicia, en este caso de Alberto Ruiz Gallardón, negando el indulto a María del Mar.
Esta madre no pudo soportar ver al violador de su hija, de una niña de 13 años, pasearse tan tranquilo por el pueblo donde vivían y además reírse de ella en su cara disfrutando del dolor que la provocaba. La reacción de María del Mar fue la de quemar al violador de su hija. Y si, ya sé que la venganza no es el camino pero hay que ponerse en la piel de esta mujer, en la rabia, el dolor y la de ver al violador de su niña paseándose tan tranquilo y encima reírse de ellas.
María del Mar está enferma, enferma físicamente y psicológicamente, porque arrastra en su conciencia aquel arrebato que la llevó a enfrentarse al violador de su hija rociándole de gasolina para después prenderle fuego.
Más de veinte colectivos, entre ellos la Plataforma Feminista de Alicante, han solicitado su indulto.
No es la primera vez, ya lo han pedido en dos ocasiones anteriores y sin embargo el Ministerio de Justicia se lo viene denegando y es difícil comprender el porqué. Es evidente que ella no es ninguna psicópata, ninguna asesina, que su actuación es penalmente reprobable pero que la sociedad no corre ningún peligro porque esté en libertad.
Es una mujer que necesita ayuda porque ha sufrido la doble pesadilla de que a su hija la violaran y a continuación ver como la Justicia permitía que el violador volviera al pueblo y se paseara impunemente ante las narices de su víctima y además se carcajeara. Ella se enajenó y reaccionó nublada por el dolor.
Hay muchas razones para que el Ministerio de Justicia le conceda el indulto.
Ojalá a la tercera vaya la vencida y María del Mar y su hija puedan recuperar una cierta normalidad en sus vidas, esa normalidad que un violador les arrebató un día.
