El Oso y el Dragón

No todos los rojos son iguales. Como en los colores, en la política hay diversos tonos, distintas gamas y diferentes gradaciones.

Cualquiera de mi generación y deambulara por la Universidad en la década anterior a la muerte de Franco o en turbulento interludio que precedió a las primeras elecciones democráticas, recordará con nostalgia la bronca que tenían los del ‘pece’, con los ‘trotskos’ y los ‘chinos’.

Lo de los trotskistas, alguno de los cuales, ya calvo y fondón, todavía anda dando la lata, era una discrepancia casi intelectual. Lo serio, lo enconado, lo feroz, era la pugna que se traían entonces los sintonizados con Moscú y su filial castrista con los monacales seguidores de la línea Mao y su franquicia albanesa.

Era la época en que saltaba regularmente al telediario, por entonces en blanco y negro, la noticia de que en la remota Siberia, de un lado y otro del río Amur, intercambiaban balazos los guardias fronterizos.

De esa etapa, en la que la progresía europea aplaudía embobada las atrocidades de los fanáticos de la Revolución Cultural, los chinos recibían alborozados la visita de Nixon y los nortamericanos propugnaban la ‘diplomacia del ping-pong’, no queda nada.

Ahora, como hace 65 años, cuando todavía mandaban Stalin y Mao, los rusos y los chinos cierran filas y plantan cara al enemigo común: EEUU.

Es un cambio transcendental en el tablero internacional, donde el Kremlin está decidido a recuperar trascendencia y los chinos se reafirman como superpotencia planetaria.

El recibimiento que el presidente Xi Jinping ha dispensado a Valdimir Putín es un nítido mensaje a Washington y sus aliados de la Unión Europea.

Como telón de fondo, la Armada rusa y el Ejército Popular de Liberación (EPL) celebran desde ayer maniobras militares conjuntas.

Y justo cuando se filtra que China acude en auxilio financiero de Rusia y que participará en una veintena de gigantescos proyectos, para compensar las fuga de capitales que estimula Washington desde la anexión de Crimea.

Siguiendo en la línea que marcó en el conflicto sirio, donde ayudó a Putin a bloquear en la ONU las represalias contra Asad, China acaba de dejar patente que coincide en ‘ampliamente’ con Rusia en el enfoque sobre la situación en Ucrania.

El ‘Oso’ y el ‘Dragón’ ya no son ‘rojos’, pero vuelven a ser amigos.

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Autor

Alfonso Rojo

Alfonso Rojo, director de Periodista Digital, abogado y periodista, trabajó como corresponsal de guerra durante más de tres décadas.

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