Más que palabras – Juego sucio en casa


MADRID, 11 (OTR/PRESS)

Creíamos que, en este nuevo tiempo, nunca llegaría ese momento, pero ha llegado. Creímos que la celebración de primarias, a las que se atribuyen todas las bondades de la transparencia, evitarían el juego sucio en casa, entre compañeros, pero ha llegado. Lo pueden negar mil veces pero la divulgación de datos de la biografía de Pedro Sánchez -como que ha estudiado en un colegio privado, o que formó parte de la Asamblea General de Caja Madrid en los tiempos de Blesa- sólo ha podido partir de sus adversarios en la competición y sólo tiene como objetivo debilitarle en la recta final, tras haber conseguido más avales que el resto.
Dicen que Eduardo Madina y Pedro Sánchez apenas se hablan y sus equipos, enfrascados en defender lo suyo, se pasan el día tirando puyas al adversario, cosa que ocurre en las mejores familias cuando hay poder de por medio. De hecho la aparición de una noticia en un periódico digital en la que se decía que Pedro Sánchez escondía algunos datos biográficos que le podían perjudicar, ha liado la marimorena en la familia del puño y la rosa, aunque si eso es todo lo que tienen para debilitar a un candidato, la maniobra será fallida. Si haber estudiado en un colegio privado es razón suficiente para ser descalificado en la izquierda ideológica, la mayoría de los líderes socialistas de este país desde la transición hasta aquí estarían deslegitimados y no podrían haber llegado a nada. En cuanto a Caja Madrid se ha dicho y es verdad que fue miembro del consejo general entre 2004 y 2009 en su calidad de concejal del Ayuntamiento de Madrid y no por eso todos los concejales del momento están bajo sospecha.
Lo de menos es el calibre, «modo perdigón», del arma utilizada entre compañeros y lo de más es lo que ese arma esconde y eso sí es de una potencia atómica considerable. Lo que la acusación esconde provenga de Madina o del tercero en discordia, José Antonio Pérez Tapia, es que los modos conspiranoides son los mismos que antaño y eso es letal cuando lo que se pretende es demostrar que el PSOE es un partido nuevo y renovado que hace de la transparencia su bandera.
Dice Manuel Jabois, con gran acierto, que se está instaurando en este país como valor político proceder de los márgenes del establishment y si uno además ha tenido la suerte en la vida de ser pobre su valor se multiplica. Se presume de ideales pero sobre todo se intenta imponerlos y en esto de imponer porque «lo digo yo» en este país ya hemos tenido de sobra para olvidarnos de ello en un par generaciones. Las malas artes, el juego sucio, la puñalada trapera, la guerra de dossiers ha formado parte del imaginario partidista históricamente y ahora ¡de repente! resulta que quienes se estaban empezando a rebelar sobre lo que llaman viejas formas de entender la cosa pública, las utilizan de nuevo pero con los compañeros. ¡Al suelo que vienen los nuestros! que diría aquel.
El otro día, en Radio Nacional, durante la tertulia, una colega se empeñó en requerirme insistentemente para que hiciera una porra sobre el candidato que ganaría las primarias Pedro Sánchez o Eduardo Madina. Me negué mientras ella una y otra vez repetía ¡mójate, mójate! No lo hice con el argumento de que deberíamos ser muy escrupulosos y no frivolizar en un proceso novedoso, ni aventurar sobre lo que deciden unos militantes cuando nadie les puede pedir disciplina de voto. «La militancia socialista siempre ha tenido un punto de ácrata cuando de verdad pueden elegir. Ocurrió cuando Almunia partía de ganador y le ganó Borrell o cuando el que lo hacía era Bono y Zapatero le ganó por la mínima, incluso más recientemente con Carmen Chacón y Rubalcaba» me decía uno de los socialistas históricos más respetados que aún sobrevive a esta ola juvenil. Es verdad que todo está por escribir y que el resultado puede sorprendernos, pero el prólogo de algunos intentando extender una sombra de duda sobre uno de los candidatos es sencillamente inaceptable y apesta a pasado. Dicen que hace mucho tiempo se desactivó en Ferraz el cacareado comando Rubalcaba y que eso de que quién se movía no salía en la foto ya es historia, pero viendo lo que hemos visto en las últimas horas parece que algunos quieren aparentar que todo cambia para no cambiar nada. Ojalá que no sea así o el efecto Podemos y su demagogia venezolana se los llevará a todos por delante.

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