Antonio Casado – Sánchez hacia el centro


MADRID, 14 (OTR/PRESS)

El liderazgo de Pedro Sánchez nace cargado de legitimidad. La alta participación de los militantes en el proceso de elección directa y secreta del nuevo líder socialista, la notable diferencia en votos sobre su principal competidor (Eduardo Madina), la contundente victoria en las federaciones más poderosas del partido y el silencio de los principales dirigentes socialistas a escala nacional y regional, para que se oyera únicamente la voz coral de la militancia, son elementos de prueba contra quienes caracterizan al próximo secretario general del PSOE como una criatura política de Susana Díaz, la dirigente que hoy por hoy acumula más poder orgánico e institucional de un partido al borde de la quiebra.
Buenas noticias también en lo que se refiere a la nueva partitura política e ideológica de un partido llamado a seguir siendo el pilar izquierdo de nuestro sistema de representación política. Las declaraciones públicas de Pedro Sánchez, una vez que se levantó acta de su triunfo en las primarias del domingo pasado, no dejan lugar a dudas. Queda acreditada su vocación centrista a la luz del compromiso clásico del PSOE con las capas más débiles de la sociedad. Todo ello sin dejar de ser un partido de clases medias inspirado en la racionalidad, el sentido común y el respeto a los derechos humanos. Tuvo Pedro Sánchez especial interés en dejar claro este aspecto de la cuestión cuando ya se había instalado como un lugar común la inevitabilidad de un PSOE más radicalizado hacia la izquierda, por contagio de grupos emergentes. Grupos que suelen arremeter contra la izquierda instalada en el sistema como parte de una casta privilegiada. La respuesta del nuevo líder ha sido inequívoca: el populismo y la demagogia no tienen cabida en la izquierda que representa un partido con 135 años de historia.
En cuanto al supuesto protectorado andaluz que, al menos en origen, le están endosando al flamante liderazgo de Pedro Sánchez, cabe recordar que una cosa es tener en cuenta el peso orgánico e institucional de la federación andaluza y otra verse obligado trabajar en régimen de obediencia debida por haber sido decisivos los votos andaluces en la elección del nuevo secretario general.
Es lógico que Sánchez mantenga viva la sintonía con la Andalucía gobernada por los socialistas desde que tenemos memoria democrática. Y es lógico que Susana Díaz influya en la formación de los nuevos órganos dirigentes del partido, siendo como han sido de decisivos los avales y los votos cosechados en esa parte de España por el ganador de la consulta. O, por mejor decir, lo van a con todas las bendiciones dentro de unos días, cuando la delegados al congreso extraordinario asuman la decisión tomada por los militantes en las elecciones primarias del domingo pasado.

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