MADRID, 15 (OTR/PRESS)
Pese al pacto suscrito con el Partido Popular, por decisión del nuevo secretario general del PSOE, los eurodiputados socialistas españoles no han votado a Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión Europea. Ha sido la primera decisión tomada por Pedro Sánchez y ha sorprendido dentro y fuera de su partido. Dentro, a juzgar por los arabescos a los que recurría el eurodiputado Ramón Jáuregui para explicar el cambio de planes y fuera, por las críticas de Esteban González Pons (PP) quien ha recordado que la elección de Juncker había sido pactada y firmada por el PSOE. Se le ha olvidado decir que era un acuerdo de cuando Pérez Rubalcaba cortaba el bacalao en el partido.
Ahora, en Ferraz han cambiado de patrón. Pedro Sánchez dijo durante su campaña que si era elegido secretario general, los socialistas no votarían a Juncker y ha cumplido. Para sorpresa de quienes hasta hace unos días no daban un euro por él (el conglomerado mediático que durante todos estos años había apoyado a Rubalcaba apostaba por Madina), Sánchez manda ya en Ferraz. Manda y todo indica que no se va a dejar enredar en los sargazos de las agendas endogámicas (primarias en el Otoño) que no eran un compromiso explícito suyo y sí el de sus antagonistas. Aunque no son cantidades homogéneas ni por su repercusión, ni por su trascendencia, la orden para retirar el apoyo a Juncker recuerda la primea decisión de Rodríguez Zapatero cuando mandó repatriar las tropas españolas que el Gobierno Aznar había mandado a Iraq tras la invasión norteamericana de aquél país árabe. Subrayo lo que ambas decisiones tienen en común como gesto personal de autoridad de quien acaba de recibir una encomienda y, por razones obvias, es un desconocido en el manejo del poder. Ahí concluye la semejanza. Por carácter, seriedad y formación, Pedro Sánchez tiene poco en común con Zapatero. Ni es un doctrinario ni es dado a las improvisaciones visionarias. Su formación como economista le ha dado una dimensión valiosa acerca de la realidad de las cosas, no de sus ensoñaciones.
Quien sabe hacer un presupuesto sabe calcular el peso de las decisiones y sus consecuencias. Ya digo que las analogías entre la retirada de las tropas de Iraq y la retirada del apoyo a Juncker terminan en el gesto. En el caso de Sánchez por ser la primera decisión con trascendencia y trastienda política adoptada por quien es el nuevo secretario general del PSOE y flamante jefe de la oposición parlamentaria al Gobierno del PP. Quienes hasta hace unos días ni se le ponían al teléfono y quienes (desde dentro del partido) le mandaban callar cuando manifestaba sus opiniones, harán bien en tomar nota de que Sánchez ha llegado para quedarse. Con toda legitimidad es quien manda ya en Ferraz.