Antonio Casado – Concurso de ideas


MADRID, 21 (OTR/PRESS)

Ya tenemos dos manifiestos en circulación sobre el encaje de Cataluña en España. Uno de ellos («Libres e Iguales») hace un llamamiento al cumplimiento de la ley, que afecta al Gobierno, por si tiene la tentación de desbordarla, y a los ciudadanos, para que lo denuncien si ocurre tal cosa. El otro manifiesto apuesta por una reforma de la Constitución en clave federal, que nos recuerda la llamada Declaración de Granada (PSOE) y se presenta así: «Por una España federal en una Europa federal».
Mucho más combativo el primero de los mencionados, cuando advierte a la opinión pública frente al riesgo de que la ofensiva desencadenada por el nacionalismo rompa la convivencia entre españoles y su condición de ciudadanos «libres e iguales». Nos invita a trabajar por la deslegitimación del nacionalismo y sus firmantes se comprometen a demostrar ante la ciudadanía que los nacionalistas buscan la complicidad del Gobierno en la quiebra de ese Estado que garantiza precisamente la libertad, la igualdad y el pluralismo. Por tanto, atacar al Estado es atacar a la democracia con la intención de derrotarla.
Respecto al segundo de los manifiestos, más parece salido de un concurso de ideas sobre el encaje de Cataluña en España que de una demanda de la ciudadanía. Pero tiene un antecedente político en lo que también pareció en su día un concurso de ideas sobre el encaje del PSC (socialistas catalanes) en el PSOE. Fue hace un año por estas fechas en Granada, donde se celebró una cumbre de barones. Allí están las líneas básicas del manifiesto hecho publico la semana pasada: A saber una reforma de la Constitución en clave federal que contemple una delimitación de competencias, el reconocimiento de hechos diferenciales, la conversión del Senado en Cámara de los territorios y un nuevo sistema de financiación autonómica.
Los firmantes de ambos manifiestos se atribuyen la condición de ciudadanos «preocupados por el futuro de nuestro país» y «radicalmente comprometidos con los principios constitucionales de la libertad y la igualdad». Sin embargo, reproducen en letra y en espíritu las posiciones de los dos partidos-pilares de la centralidad, el derecho y el izquierdo. El que está en el poder (PP) apuesta por el cumplimiento de la Constitución y el que aspira a estar (PSOE) apuesta por su reforma, lo cual nos lleva a valorar la falta de respuesta única de las fuerzas centrales del sistema como un problema mayor que el reto segregacionista.
De ahí que, a mi juicio, tenga más importancia política el anunciado encuentro del presidente del Gobierno de la Nación, Mariano Rajoy, con quien la semana que viene se convertirá en el líder del principal partido de la oposición, Pedro Sánchez. Sería buena noticia que Rajoy pactase con el nuevo secretario general del PSOE una respuesta común al desafío del nacionalismo catalán. Por ejemplo, anunciando un proceso de reforma de la Constitución para reparar la fatiga de materiales que sufren las instituciones de 1978. Que la reforma se haga o no en clave federal ya es otra cuestión.

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