Fernando Jáuregui – La diplocat ha fracasado, y no hay que lamentarlo


MADRID,23 (OTR/PRESS)

La diplocat ha fracasado. Los esfuerzos desplegados por la Generalitat catalana para asegurarse al menos una cierta aceptación o benevolencia a sus afanes independentistas por parte de las naciones europeas han derivado en un fiasco. No solo porque la canciller Merkel se ha alineado inequívocamente con las tesis del Gobierno español sobre la actitud de Mas y sus partidarios,. Sino también porque otros influyentes mandatarios europeos, véase, por ejemplo, el «catalán» primer ministro de Francia, Manuel Valls, ya han dejado entender que su opción es por una Europa unida, sin fisuras ni desgajamientos. Y aguarden ustedes a que empiecen las declaraciones de los nuevos responsables de la UE y, si me apuran, hasta de Obama… Me dicen que algunos, en la Generalitat, ya piensan en una conjunción astral contra los planes secesionistas de Mas y que los astros son favorables, en cambio, a Mariano Rajoy, cuya diplomacia está mostrándose muy eficaz, aunque se note poco, como casi todo lo que hace/no hace el presidente del Gobierno central.
Supongo que nunca imaginó el molt honorable president de la Generalitat que acudiría en tal situación de debilidad a su cita con Rajoy en La Moncloa. Y no sé si alguna vez Rajoy intuyó que iba a tener tal posición de fuerza frente al desafiante Mas. Entre otras cosas, porque lo previsible -y deseable- es que su encuentro con el presidente autonómico catalán tenga lugar tras haber recibido algún tipo de respaldo concreto por parte del flamante líder de la oposición, Pedro Sánchez.
Y eso es precisamente lo que me preocupa: ¿tiene Rajoy ahora misma capacidad de diálogo suficiente como para negociar a dos bandas, con Sánchez y con Mas a la vez? El nuevo secretario general socialista planteará, lógicamente, sus tesis federalistas para salir de esta situación, y sospecho que Rajoy no podrá salir con aquello de que no hay que reformar la Constitución porque sigue siendo válida; ese tipo de respuestas aún las podía ofrecer antes de mayo. Ahora, ya no. Y lo mismo con Mas: el «no a todo» tradicional en Rajoy no parece ya una receta válida, como el «me importa un rábano la legislación española» no parece ya admisible por parte de la Generalitat.
Vistas así las cosas, claro que hemos avanzado: primero, se están produciendo declaraciones múltiples, procedentes de Europa, rechazando las pretensiones de Mas, que se encuentra, para colmo, con encuestas poco esperanzadoras y rodeado de «affaires» de corrupción. Segundo, buena disposición, parece, de Pedro Sánchez a llegar a un entendimiento con Rajoy, pese a sus declaraciones anteriores, difíciles de comprender, rechazando «a priori» cualquier tipo de pacto «con la derecha». Y, finalmente, esperemos, un reconocimiento por parte de Rajoy de que no puede mantener su actitud de esperar sin mover ficha a ver si se pudre el tablero, porque, entonces, serán los otros los que sí moverán sus propias fichas.

Han cambiado, al menos, las actitudes de partida. ¿Se mostrarán Sánchez más estadista, Mas menos soberbio y Rajoy menos pasivo? Esas son, entiendo, las grandes preguntas de cara a la importante semana próxima, que culminará, lo cual tampoco es frecuente, con Rajoy dando cuenta «in extenso» a la prensa de lo que ha ocurrido en los cuatro decisivos días anteriores. ¿Será todo ello un espejismo prevacacional?

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