Escaño Cero – «El susto»


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

Bienvenida sea la iniciativa del Primer Ministro Sueco Stefan Löfven de reconocer a Palestina como Estado. Y es que no habrá paz entre palestinos e israelitas hasta que no haya dos Estados. Esto es algo que reconoce Estados Unidos, la Unión Europea, los propios israelitas y algunos dirigentes palestinos, pero sin embargo hasta ahora los principales actores vienen siendo incapaces de terminar de dar los pasos precisos en esa dirección. De manera que va a suponer un revulsivo el que Suecia se desmarque de la UE, de donde es país miembro, anunciando su decisión de reconocer a Palestina como un Estado.
Ciertamente la resolución del conflicto pasa porque israelitas y palestinos sean capaces de llegar a un acuerdo pero también es necesario una presión internacional efectiva sobre ambas partes. Y esa presión podría pasar por darles una fecha cerrada para que lleguen a un acuerdo o de lo contrario Naciones Unidas podría poner a votación si Palestina se convierte en un nuevo Estado.
Naturalmente tiene que haber voluntad por ambas partes y al día de hoy la existencia de Hamas es un grave handicap, de la misma manera que lo es la insolencia de Netanyahu aprobando la construcción de nuevos asentamientos en Cisjordania, en la tierra que deberá de ser parte del Estado palestino.
De manera que Abu Mazen, el jefe de Alfatah y de los sectores más templados de los palestinos tiene que domeñar a los integristas fanáticos de Hamas, pero al mismo tiempo Netanyahu tiene que dar una muestra clara de que está dispuesto a que se haga realidad el Estado palestino. Paz por tierra, así se firmaron los acuerdos de paz con Egipto y Jordania, y está debería de ser la premisa para seguir negociando con los palestinos.
Los europeos son en parte responsables del caos en Oriente Próximo, por sus decisiones del pasado y por las del presente, y evidentemente nadie debería de dar un paso que supusiera echar más leña al fuego, es decir que los países occidentales deben de andar con cuidado con lo que deciden, pero al mismo tiempo es necesario que hagan valer su influencia para que palestinos e israelitas vuelvan a la mesa de la negociación.
Suecia le ha dado un buen susto a Israel y ese susto le viene bien a la causa de la paz.

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