Fermín Bocos – Entre Pedro y Pablo.


MADRID, 5 (OTR/PRESS)

Pese al intenso olor a cocina, en síntesis, el esperado barómetro del CIS dice que si mañana se celebraran elecciones, el PP (27,5%) seguiría siendo el partido más votado pero al perder la mayoría absoluta sería casi un milagro que pudiera seguir gobernando en España. Aunque rebajado respecto de otras encuestas recientes, el aliño no oculta la mayor novedad de cuantas ofrece el sondeo: Podemos (22,5%) irrumpe en el escenario político español como tercera fuerza pisándole los talones al PSOE (23,9%) y relegando a la irrelevancia a IU (4,8%). Es tal el impulso de los recién llegados que en intención directa de voto (17,5%) superan a las restantes opciones. Los votantes del PP que se mantienen fieles a la marca no llegan al 12%. Si tenemos en cuenta que hace tres años los populares ganaron las elecciones legislativas con el 44,6% de los votos, es fácil ver el porqué de los comentarios de algunos dirigentes regionales urgiendo a la dirección del partido a tomar medidas para atajar la corrupción, fenómeno abrasivo que junto a la precariedad económica en la que malvive más de un tercio de la población española amén del desencanto por la subida de impuestos explicaría el descalabro electoral que refleja el sondeo del CIS.
Vistos los resultados de la encuesta y dando por hecho que el presidente del Gobierno estaba ya hace algunos días en el secreto se entiende mal su optimismo al proclamar antes de ayer en Alicante que tenía intención de bajar algunos impuestos «en la próxima legislatura». Es verdad que falta un año para acudir a las urnas y en política doce meses dan mucho de sí, pero visto lo visto y la forma de gobernar de los tres últimos años, tengo para mí que el Gabinete Rajoy ha pisado demasiados callos (incluidos los de muchos de sus votantes ) y al librar toda su estrategia al posible rédito electoral que podría producir la salida de la crisis y la recuperación del empleo (que está por ver) omitió otros parámetros conformadores de voto, como el ya señalado del hartazgo que generan los casos de corrupción. Descartada, por razones obvias, la posibilidad de acuerdo post electoral con CiU de Artur Mas (3,8%) y visto que UPyD con Rosa Diez al frente se estanca (4,1%), hoy por hoy, si no cambian las cosas, el PP de Mariano Rajoy está más cerca de volver a la oposición que de seguir en La Moncloa.
La encuesta dice más. Refleja que el porcentaje de seguidores socialistas que dicen tener clara su opción es algo superior al de los populares (14,3%) y eso supone que se ha parado la caída vinculada al liderazgo de Rubalcaba. Aunque Podemos les tira por decirlo así de la camisa, el sondeo del CIS les ha traído una buena noticia: Pedro Sánchez, cien días después de ser elegido secretario general, es el líder político más valorado. Pablo Iglesias no aparece en el estudio que comentamos pero otras encuestas le dan plaza en el centro del escenario. Entre ellos dos, entre Pedro y Pablo, anda ahora el juego. El de la vanidad y los egos y el mucho más serio: el gran juego del poder. Lo que en esencia nos dice el barómetro del CIS es que en estos tiempos convulsos, España ha vuelto a ser, mayoritariamente, de izquierdas. En los próximos meses vamos a oír hablar mucho de pactos.

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