Antonio Casado – La hora de Podemos


MADRID, 17 (OTR/PRESS)

En su discurso de aceptación como líder electo, Pablo Iglesias nos regaló este fin de semana una serie de pistas sobre el tránsito de Podemos de las musas al teatro. Las elecciones europeas y los sondeos electorales ya le han convertido en un real competidor de los dos partidos centrales del régimen alumbrado en 1978, PP y PSOE. Se acabaron las ambigüedades y el toreo de salón ante los graves problemas de una España cuyo destino está en manos de esas tres fuerzas políticas.
Una buena parte de su intervención del sábado pasado estuvo dedicada a los grandes motivos de Podemos. Una criatura política del sistema que quiere abolir (habla de «acabar con el sistema, no de reformarlo). Surge como réplica al «expolio», la «desigualdad», la «pobreza», la «corrupción», el «desastre» y el resto de males sobrevenidos por la acción de la «casta». Y no es por amargar la fiesta a sus seguidores, tras la coronación de Pablo Iglesias, pero escuchándole el otro día, tras ser elegido por aclamación, retuve uno de esos curiosos guiños que la historia nos pone delante de las narices por si tenemos a bien sacarle punta.
También ocurrió en un teatro de Madrid y se trataba de un líder cuyo activismo también se representaba asociado al uso de una camisa remangada. Azul en aquel caso, no blanca como la de Iglesias. Ocurrió hace ochenta y un años, pero también aquel treintañero decía voz en grito que su partido no iba a ser de izquierdas ni de derechas. Y también declamaba su firme voluntad de acabar con un sistema corrupto y viejo que se caía a pedazos. Se nombre, José Antonio Primo de Rivera. Y desde el minuto uno se la juró al Estado liberal que, según él, había venido a depararnos la esclavitud económica.
Mucho más recientes son los guiños que, mire usted por donde, nos recuerdan la admiración públicamente confesada del padre del número dos de Podemos, Juan Carlos Monedero, por Esperanza Aguirre. «Yo apuesto por Esperanza. Es la política con más pelotas que he conocido», dice este militante del PP, llamado Salvador Monedero. Sorpresas te da la vida. No hace mucho tiempo el padre de quien a partir de ahora se va a encargar del «proceso constituyente» y el programa del partido, declaraba respecto a las inclinaciones chavistas de su hijo: «Si mi hijo fue a Venezuela fue para lograr en aquel país el sistema de bienestar que Franco conquistó para España».
El caso es que el partido de los indignados ya se codea con los dos grandes. Así que los estados mayores del PP y del PSOE revisan sus respectivas hojas de ruta en función de llega un tercero en discordia a la lucha por el Poder. Sobre todo el PSOE, que ha sufrido una importante fuga de votantes hacia el nuevo partido. En Ferraz se disponen a actuar en consecuencia. Se trata, por un lado, de evitar la confrontación directa con Podemos, donde tantos socialistas se han refugiado, y por otro, de obligar a los dirigentes del nuevo partido a pronunciarse públicamente sobre las cuestiones que preocupan a los ciudadanos

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