Julia Navarro – Isabel


MADRID, 2 (OTR/PRESS)

Me encuentro entre los más de tres millones de telespectadores que todos los lunes se han sentado ante la televisión impacientes por ver cada capitulo de «Isabel» y pienso que si un sentido tiene la televisión pública es precisamente hacer series como ésta.
Gracias a esta serie televisiva hay muchos miles de personas que han conocido mejor ese capitulo de la Historia de España. Conozco a estudiantes que reconocen que en realidad poco sabían de los Reyes Católicos porque en Secundaria y Bachillerato apenas estudian Historia. De manera que por una vez, y ojalá sirva de precedente, la televisión pública ha sido capaz de invertir en una serie con una gran calidad televisiva vez de en algunos de esos programas absurdos a los que nos tiene acostumbrados.
La serie no solo ha cosechado un gran éxito de público y critica en España sino que fuera de nuestras fronteras está teniendo igualmente una acogida excepcional. Y es que la vida de Isabel, reina de Castilla, tiene todos los ingredientes para despertar el interés de los telespectadores: intrigas, traiciones, amor, aventuras, historia. Sin duda la reina castellana fue una mujer excepcional en el sentido más estricto de la palabra. Isabel, además, demostró no solo grandes dotes como gobernante sino que en una época en que las mujeres valían poco menos que nada ella se impuso a nobles y vasallos y trato de tú a tú a todos los reyes de la época.
El caso es que me pregunto por qué TVE no continúa apostando por series históricas como Isabel. Si, ya sé que, se ha anunciado que se va a rodar una serie sobre Carlos I, pero no comprendo porque en vez de dar el salto hasta el nieto de los Reyes Católicos, no enlazan con una etapa igualmente apasionante como fue cuanto sucedió a la muerte de la reina. La llegada de Juana con Felipe el Hermoso, las maniobras de Fernando para hacer valer la última voluntad de Isabel convirtiéndole en regente, los manejos de los nobles castellanos, o la locura de la nueva reina a la muerte de su esposo. En fin, que en vez de dar un salto en la Historia los telespectadores agradeceríamos una continuidad de la misma.
Naturalmente la apuesta por series como Isabel, requieren no solo amplitud de miras, sino el convencimiento de que la televisión pública debe de ser eso, un servicio público, y por tanto apostar por la cultura y el conocimiento. «Isabel» es una muestra de lo que se debe de hacer.
Ah, y no quiero olvidarme de todos los actores que han hecho creíble la serie, Michele Jenner y Rodolfo Sancho serán ya para siempre los Reyes Católicos, han bordado el papel. Lo mismo que Irene Escolar, que ha interpretado magníficamente el papel de Juana La Loca, o de Eusebio Poncela, Fernando Guillén, Héctor Carballo, etc.
Vamos a echar mucho de menos a Isabel la noche de los lunes.

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