Escaño Cero – «Los Pujol»


MADRID, 18 (OTR/PRESS)

Cuando leo las informaciones sobre el «caso Pujol» echo la mirada atrás y pienso en los años en que el Muy Honorable President Jordi Pujol era uno de los baluartes de la España constitucional.
Aquel Pujol, decíamos, era un «hombre de Estado», alejado de cualquier aventurerismo político. Era en definitiva un político respetado al que se tenía en cuenta dentro y fuera de Cataluña.
Hoy, de aquel Pujol no queda nada. Primero decidió apoyar a Artur Mas y a su vástago, Oriol, en la aventura del independentismo, provocando una fractura entre los catalanes y entre una parte de Cataluña con el resto de España.
Tamaña irresponsabilidad no casaba con el Pujol de antaño y muchos nos preguntábamos porqué había decidido unirse al aventurerismo independentista.
Pero además de cometer ese gran error político, por si fuera poco un día nos enteramos, él mismo lo confesó, que tenía dinero fuera de España, un dinero que había ocultado al fisco durante más de treinta años.
Por si fuera poco, el resto de la familia, Marta Ferrusola, su mujer y otros de sus hijos, también tenían unos cuantos millones en Andorra.
De repente descubrimos que los Pujol eran multimillonarios, todos, sin que se sepa muy bien como han conseguido amasar tal fortuna.
Ahora una jueza de Barcelona ha imputado a los Pujol por delitos fiscales y blanqueo de capitales, así que veremos al ex Muy Honorable President de la Generalitat entrar en el juzgado a dar explicaciones.
Jordi Pujol ha intentado justificar lo injustificable: que un político tenga dinero fuera de España. Como es difícil de creer que sus hijos sean todos unos genios de las finanzas capaces de ganar millones sin despeinarse.¡Qué listos! Demasiado listos, tanto que se han pasado de listos.
Muchos de los que hasta ahora han tenido a Jordi Pujol como un referente se han visto defraudados, estafados, por lo que parece un comportamiento de lo más vulgar. El mito ha caído rompiéndose en mil pedazos sin posibilidad de volverse a recomponer.
Puede que Suiza y Andorra pongan trabas a la hora de dar información sobre los millones que al parecer guardan los Pujol, pero más allá de que den o no den esa información, lo cierto es que lo que hemos sabido hasta el momento es suficiente para tener que encajar que estábamos ante un hombre con dos caras. Una cara era la del «padre» político de la Cataluña moderna, nacida de la Constitución, la otra, la oculta, era la de un hombre capaz de burlar a Hacienda, y por tanto a todos sus conciudadanos, guardando su dinero, un dinero que aún no ha sabido justificar, en las arcas de bancos extranjeros.
Dentro de unos días le veremos entrando como imputado en un juzgado. Triste final para el hombre que antaño parecía uno de los más firmes pilares del Estado democrático. Nos tenía muy engañados.

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