Escaño Cero – «El desafío de Sánchez»


MADRID, 13 (OTR/PRESS)

Mientras Pedro Sánchez se dispone a presentarse en Washintong ante el FMI y la Casa Blanca, aún resuena el eco de la última encuesta de Metroscopia, publicada por el diario El País, en la que se vuelve a confirmar que el bipartidismo está a punto de desaparecer y que no se pueden hacer cábalas sobre el futuro inmediato sin contar con «Podemos».
La caída en picado del PP no me sorprende porque responde al deseo de los ciudadanos de castigar a un partido que ha gestionado la crisis con medidas que han dejado a mucha gente en el camino.
Tampoco me sorprende que Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, pueda convertirse en una fuerza política a nivel nacional, o el estancamiento de UpyD o el estancamiento de Izquierda Unida.
Pero confieso que sí me sorprende que el PSOE continúe en caída libre. Pensaba que la elección de Pedro Sánchez como secretario general podía ser la oportunidad para que el PSOE se reencontrara con su electorado, pero al decir de las encuestas, parece que sus votantes aún no han perdonado a los socialistas su manera de hacer y estar en política los últimos años.
Algún día, con la perspectiva que da el paso del tiempo se analizará con frialdad el daño infligido por Rodríguez Zapatero al PSOE y al país con decisiones que aún estamos pagando. Porque muchos de los problemas que arrostramos hoy, como el de Cataluña, tienen que ver con la política frívola e inconsistente del afortunadamente ya ex presidente de Gobierno.
Desde luego la herencia de Zapatero ha dejado lastrada a España y bajo mínimos al PSOE.
Pero volviendo a Pedro Sánchez me parece a mi que el secretario general del PSOE debería de reflexionar y analizar por qué no arranca, por qué no está recuperando la confianza de los ciudadanos. Lo debería de hacer con frialdad, examinando posibles fallos, incluidos los suyos propios y corregirlos cuanto antes.
Yo creo que Sánchez debería de dejar hacer discursos negativos y ofrecer futuro. También debería relegar el mantra de que la solución a los problemas pasa por modificar la Constitución. No digo que la Constitución no deba reformarse pero siempre insisto en que hay que saber adonde se quiere ir y no vender a la gente que esa posible reforma acabaría con todos los problemas. Es más, pienso que el problema es que la Constitución no se cumple como se debiera.
Lo cierto es que Pedro Sánchez se está jugando no solo su futuro sino el del PSOE por eso debe de acertar.
Ya digo que las encuestas auguran el fin del bipartidismo y eso implica unas nuevas reglas de juego con actores que hasta ahora no estaban en liza. «Podemos» se alimenta en buena parte de los votantes del PSOE y de IU. La cuestión es que si es así es porque ni PSOE ni IU están sabiendo convencer a los ciudadanos de que sus propuestas merecen la pena y servirían para arreglar muchos de los problemas que nos aquejan.
Pienso que el ascenso de Podemos no es tanto mérito de la nueva formación como demérito de quienes pierden a su votantes.

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