MADRID, 29 (OTR/PRESS)
Seguramente Pedro Sánchez se pregunta por qué algunos de sus compañeros de partido le mueven la silla. Y seguramente se irrita porque así sea.
No hay una sola respuesta, porque quienes le mueven la silla, que son muchos, tienen intereses no siempre convergentes. Pero si coinciden en algo que está a la vista: Pedro Sánchez ha dedicado estos meses a darse a conocer por tierra, mar y aire, pero ha descuidado el discurso político, o mejor dicho, no ha tenido discurso político, salvo repetir como un mantra que hay que modificar la Constitución como si esa modificación fuera la purga de Benito y pudiera aliviar por sí misma el problema del paro, del deterioro en los servicios públicos por falta de medios, de que nuestros jóvenes emigren por falta de oportunidades, de los desahucios salvajes perpetrados por los bancos, etc, etc.
Los ciudadanos sabemos que Pedro Sánchez está en buena forma porque es capaz de colgarse de un molinillo o de escalar un peñón, acertar unas cuantas canastas, lucir su mejor sonrisa en los platós de televisión, y dejarse ver allá donde pueda salir en los medios de comunicación. Pero ¿qué propone el ciudadano Sánchez? ¿Tiene soluciones concretas para los problemas concretos de nuestro país? Si ahora mismo saliéramos a la calle y preguntáramos a cualquier persona por una propuesta del líder socialista seguramente esa persona tendría que devanarse los sesos para encontrar una respuesta.
Ese es el problema, que Sánchez ha conseguido que le conozcan pero que más allá de su presencia mediática no tiene un programa político detrás y si lo tiene los demás mortales lo desconocemos.
Verán, yo creo que Pedro Sánchez era más convincente antes de ganar la secretaría general del PSOE. Pero en cuanto se ha rodeado de asesores de imagen que le están haciendo famoso sin más, su vertiente como político va de mal en peor. Y que conste que sigo pensando que tiene muchas cualidades para ser un buen secretario general del PSOE y dar respuesta a los problemas de la sociedad de hoy.
Si yo fuera Sánchez o tuviera confianza con él, le aconsejaría que prescindiera con urgencia de sus asesores de imagen y que se pusiera de inmediato a articular un discurso político.
El problema de Pedro Sánchez no es Susana Díaz. El problema de Pedro Sánchez empieza a ser Pedro Sánchez.
Susana Díaz tiene discurso político, ese es el quid de la cuestión.
Dicho esto vaya por delante que en mi opinión los socialistas se cometerán un grave error si se dedican a poner zancadillas a su secretario general que ha sido elegido democráticamente en un congreso y que por tanto está legitimado para estar en la cabina de mando. Pero Pedro Sánchez también tiene la obligación de dar respuesta a su partido y a los ciudadanos que elección tras elección han venido confiando en el PSOE.
Ya digo que en mi opinión debería de empezar a hacer política y dejar de ser un político que hace espectáculo.