Siete días trepidantes – Cronicón de otro finde en precampaña.


MADRID, 31 (OTR/PRESS)

Hay que reconocer que tanto el PP como el PSOE tienen mala suerte. Cada vez que el primero organiza un sarao regeneracionista, alguien entra o sale de la cárcel, o a alguien le dicen que ha viajado gratis total a Canarias, o… Cuando son los socialistas quienes montan sus tenderetes, resulta que Pablo Iglesias (el joven) les pisa la manguera a base de congregar a miles de personas, la pasada semana en Valencia, este sábado en Madrid. Y si, para colmo, cuando quieres escenificar la «foto de la Unidad Pedro Sánchez-Susana Díaz», va la presidenta andaluza y enferma de gripe, pues peor que peor. Gripe real o política, seguramente lo primero, pero da lo mismo: el caso es que en esta «conferencia autonómica» montada por el PSOE en Valencia, y a la que asisto como informador, no se habla de otra cosa por los pasillos -han venido más de dos mil personas- que de la manifestación en la Puerta del Sol madrileña y de la desdichada gripe de la señora Díaz. El caso es que las casualidades son, esta vez, adversas: ahí están, en plena conferencia del PSOE, esos tenderetes que reproducen aquellos carteles pidiendo «Vota a Pablo Iglesias», facsímiles que no se refieren, claro, al de la coleta, sino al original del XIX.
Y, a todo esto, Rajoy en Barcelona, limitando su presencia a un acto más de su partido catalán y limitando su discurso a, me cuentan, más de lo mismo: a este paso, hasta se apuntará los buenos resultados de Caixabank y del Banco Popular, anunciados ambos con simultaneidad el viernes. Como si quedase tiempo para seguir con lo mismo. Y, también me cuentan, Izquierda Unida lamiéndose las heridas y dispuesta a echarse en brazos, qué remedio, de ese Podemos que se paseaba por las calles céntricas de Madrid en número difícil de determinar -las versiones, como siempre, difieren según quien haya hecho el conteo-, pero sin duda abrumadoramente grande.
Pero, eso sí, todos los que quieren llegar al poder aseguran que actúan «por el cambio». Era el lema de la marcha de Podemos y el que subyacía en la conferencia autonómica socialista, celebrada bajo el eslogan «otra forma de hacer las cosas», es decir, otra forma de gobernar. Mientras, quien está en el poder sigue aferrado a la estrategia (y a la táctica) de hablar de estabilidad, de previsibilidad, de que las cosas van viento en popa. «Moderación, entendimiento, sensatez y huir de la radicalidad», es la esencia de los contenidos del discurso rajoyano, que se sitúa frente a los nuevos vientos de cambio, que tan preocupantes resultan a los máximos responsables europeos.
Las cosas, desde una ciudad políticamente tan significativa como Valencia, vecina de Cataluña, desde esta «cumbre» del que aún sigue siendo el principal partido de la oposición, se ven como sigue: el PP y Podemos tratan de hacer una «pinza» que los sitúe como los dos grandes contendientes ante las elecciones de finales de este año. En el PSOE así lo perciben, al menos, y tratarán de hacer ruido para demostrar que ahí siguen estando, que Pedro Sánchez es un líder indiscutible y quizá hasta indiscutido, y que aún pueden ganar las elecciones generales y dar bastantes sustos en las autonómicas y municipales de mayo. Esta es la tesis oficialmente defendida por absolutamente todos los «barones» socialistas presentes en la conferencia… aunque miran de reojo lo que está ocurriendo en Madrid. Y en Barcelona, donde ahora rumorean -por allí anduve el viernes, hablando con unos y con otros- que puede que las famosas elecciones anticipadas convocadas por Mas se aplacen algo y no sean, al fin y al cabo, tan, tan anticipadas. Menudo año de cronicones preelectorales nos espera.

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