Fermín Bocos – Tópicos y prejuicios.


MADRID, 20 (OTR/PRESS)

El infierno son los otros. Sartre no ha muerto. Los tópicos más rancios siguen anclados en la opinión que nuestros vecinos tienen de nosotros. Es el caso de los alemanes. Pese a que algunas de sus grandes compañías -sobre todo las de automóviles y material ferroviario- llevan muchos años haciendo grandes negocios aquí, siete de cada diez opinan que España es un país pobre. Pese a que todos los años varios millones de alemanes veranean en nuestro país y pueden comprobar lo libérrimo de nuestras pautas sociales en casi todos los órdenes de la vida, llama también la atención que crean que los españoles somos «tradicionales» -en sentido peyorativo, de poco adaptados a los nuevas tendencias y hábitos de conducta. Que los franceses consultados (Barómetro de la imagen de España del Real Instituto Elcano)- crean que España es un país débil -concepto difícil de precisar- es probable que se deba al exceso de celo nacionalista de los maestros franceses de Bachillerato a la hora de explicar a sus alumnos las Guerras Napoleónicas. Se nota que nuestros vecinos no están al tanto de la dignidad, a veces espartana, con la que a lo largo de los siglos nuestros antepasados encararon guerras y penurias. Por no hablar de la resiliencia con la que en nuestros días tantos españoles soportan los estragos de la crisis. La muestra ofrece otra perla para añadir al collar del despiste cuando refiere que los marroquíes nos perciben como intolerantes. En España viven alrededor de un millón de inmigrantes procedentes de Marruecos. En una sociedad abierta como es la española en la que, afortunadamente, apenas hemos tenido algún episodio xenófobo, atribuirnos la etiqueta de «intolerantes» solo puede ser obra de un prejuicio. O a que dicha opinión proceda de ámbitos religiosos importados dónde es demostrable que acampa la intolerancia. A la vista de los resultados del estudio cobra evidencia un hecho: pese al dineral que hemos gastado (Asuntos Exteriores, Industria, Comercio y Turismo, etc.) en promover la «marca España» como símbolo y resumen de un país avanzado y moderno el objetivo no se ha conseguido. No ha cuajado. También es cierto que los tópicos son como las garrapatas. Bien lo sabía Einstein cuando dejó escrito que era más fácil desintegrar un átomo que deshacer un prejuicio.

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