Cayetano González – La situación del PP


MADRID, 6 (OTR/PRESS)

La Semana Santa vivida en el partido que gobierna en España ha sido de todo menos tranquila. El cruce de reproches y acusaciones entre personas afines a la actual secretaria general, María Dolores de Cospedal, y el sector que encabeza la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, con Javier Arenas como uno de sus principales aliados, se ha hecho ya sin ningún disimulo. Ante esta situación, el Presidente del Gobierno y del PP ha sentenciado este lunes en una entrevista radiofónica: «el PP es un partido unido». Pues si lo dice Rajoy, punto y aparte.
Tras el enorme batacazo sufrido en las elecciones andaluzas -perdió medio millón de votos y 17 escaños respecto a las anteriores elecciones en aquella Comunidad Autónoma- y lo que pronostican las encuestas de cara a las elecciones municipales y autonómicas del próximo mes de mayo, el miedo y el pavor se ha adueñado de las huestes populares. Miedo y pavor a perder el poder, a ser desalojados del gobierno de algunas Comunidades Autónomas y de muchos Ayuntamientos con lo que eso significa, en términos personales, de muchos actuales cargos populares, incluidos asesores y personal de confianza, que se irán literalmente a su casa.
El PP, con Rajoy a la cabeza, no acaba de entender y de aceptar que una parte importante del cuerpo electoral que le dio la mayoría absoluta en las generales del 2011 no le va a volver a votar. Los motivos de esa actitud son diversos. Unos se sienten desencantados con el incumplimiento del programa electoral en cuestiones tan sensibles como la reforma de la ley del aborto; otros creen que la postura mantenida por el Gobierno en la política antiterrorista no ha sido lo suficientemente firme y de apoyo a las víctimas del terrorismo; algunos piensan que el discurso y la política seguida por Rajoy ante el desafío separatista de Mas y ERC en Cataluña o ante la corrupción que ha afectado también a los propios populares no ha sido lo contundente que debería haber sido. Por no hablar de los que consideran que la subida de tantos impuestos -más, por ejemplo, de lo que llevaba IU en su programa- no era necesaria.
Todas esas razones, junto a la aparición de un nuevo partido como Ciudadanos, hacen que la intención de voto del PP esté, si no en caída libre, sí al menos en un descenso que sólo en la noche del 24 de mayo se podrá saber hasta dónde llega. A ese preocupante panorama que dibujan las encuestas sólo le faltaba el ingrediente de las divisiones y disputas internas. Algo que aparte de ser un claro síntoma de descomposición, suele ser muy castigado por el electorado harto ya de ese tipo de conductas. Pero bueno, como Rajoy ha dicho que el PP «está unido» no cabe otra que esperar a ver si esa supuesta unidad se mantiene después de las próximas elecciones

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