Más que palabras – Pactos y gastos


MADRID, 2 (OTR/PRESS)

Parecía interminable, pero ¡todo llega! y ahora llega la hora de la verdad. Una vez constituidos los ayuntamientos, los parlamentos autonómicos y elaborados los gobiernos empezaremos a ver, de

verdad, los peajes pagados por los apoyos de los partidos emergentes. Las exigencias han sido altas y, el día de después, puede estar marcado por la espada de Damocles de las mociones de censura, el arma utilizada tanto por Ciudadanos como por Podemos para amedrentar a quienes han apoyado si no cumplen los prometido.
Algunos de los elegidos, como Emiliano García Page, presidente de Castilla-La Mancha intentó desmarcarse de sus aliados de Podemos y de su programa electoral ya en el debate de investidura: «El programa que presento es el del PSOE y quiero que quede muy claro desde

el primer momento» dijo aunque, rápidamente, matizó que incorporará algunos puntos sugeridos por los de Pablo Iglesias que «en ningún caso contradicen con la columna vertebral de mi partido». Los socialistas han ganado y mucho en poder, pero la gobernabilidad y el ejercicio de ese poder, conseguido a través de pactos variopintos, que en algunos lugares les ha obligado a «meterse en la cama» con partidos nacionalistas y radicales no les va a ser fácil.
En Valencia, por ejemplo, Ximo Puig va a tener que hacer muchísimos equilibrios porque con Compromis echándole su aliento y tras su reparto de consejerías, cargos y carguitos tendrá

inevitablemente, que marcar líneas rojas. En el nuevo gobierno de Puig el PSOE se quedará con Hacienda, Obras Públicas y Justicia mientras sus socios de Compromís tendrán la vicepresidencia

(que lleva aparejado bienestar social), Economía y Empleo, Transparencia y Agricultura y Medio Ambiente. Además las dos grandes consejerías, Sanidad y Educación, las ocuparán personas

consensuadas por los dos partidos. El sexto presidente de la Generalitat Valenciana tras Joan Lerma, Eduardo Zaplana, José Luis Olivas, Francisco Camps y Alberto Fabra no lo va a tener fácil ni

mucho menos. Es verdad que el socialista recupera para la izquierda la institución que perdió Lerma en 1995 pero su mandato puede convertirse en una pesadilla para él y su partido si no

encuentra la fórmula de desarrollar el programa de las siglas a las que representa.
Ver a Pedro Sánchez envolverse en la bandera española será simplemente una anécdota si luego sus hombres en los distintos territorios hacen concesiones a quienes se quieren ir de España o a

quienes, como Podemos le quieren comer la merienda ideológicas las señas de identidad.
Lo que no parece que cambie con los nuevos partidos es la forma de disparar «con pólvora del rey» cuando se trata de gastar con los recursos de todos. Si de muestra vale un botón nada más

ocupar su cargo el presidente de las cortes valencianas ha aprobado

-con del por acuerdo de todos los grupos parlamentarios- el suministro de móviles de alta gama a los 99 diputados de la

Cámara, del modelo iPhone 6, valorados en unos 64.200 euros. Eso sí, tras denunciarse el asunto en los medios de comunicación el presidente ha emitido comunicado donde se afirma que se ha paralizado la compra de 99 ordenadores, por un valor de unos 130.000 euros, en un «esfuerzo de austeridad» y de «ahorro y mesura». Así se escribe la historia, nuevas caras, nuevos partidos pero la casta sigue siendo la casta aunque sea de Podemos, Compromís o lo que sea. ¡Vivir para ver!

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