Antonio Casado – La nueva cara del PP.


MADRID, 10 (OTR/PRESS)

Nada hay en la agenda de la Conferencia Política del PP, que este sábado clausura el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que pueda relacionarse en serio con cambios organizativos orientados a conseguir un partido más democrático, más abierto, más moderno, más participativo y más cercano a ciudadanos como a militantes. Sin embargo, esa es la pretensión verbalmente confesada por sus dirigentes cuando son interrogados por los objetivos de este cónclave.
En ninguno de los epígrafes asignados a cada uno de los cuatro foros de exposición y debate se detecta un especial interés por profundizar en las causas del castigo recibido en las urnas por el PP, a pesar de estar sobrada y perfectamente descritas en los diagnósticos propios y ajenos. A saber: la persistencia de un discurso desconectado de una realidad política que ha experimentado cambios muy profundos, la incapacidad de seducir a los paganos de la crisis con un frío relato de la recuperación económica, la personalización del poder o, si se quiere, la falta de vitalidad demostrada por los órganos de dirección del PP ante las decisiones del jefe.
Pero, sobre todo, llama poderosamente la atención que no haya en la agenda de la Conferencia Política un espacio un foro de análisis y exclusivamente dedicado a la corrupción vinculada a dirigentes y cargos institucionales del PP, cuando es lugar común localizar en este problema una de las causas del retroceso en las encuestas y la sensible pérdida de poder territorial sufrido por el partido en las recientes elecciones municipales y autonómicas.
Por todas estas razones, muchos analistas miran hacia este evento como la ocasión perdida para una renovación a fondo del partido, que no quede en un lavado de cara, aunque lo cierto es que todas las señales invitan a pensar que precisamente no va a pasar de ahí. O sea, que estaríamos ante una presentación en sociedad del nuevo rostro del PP. Un simple cambio de imagen. Empezando por el logotipo, la famosa gaviota que no es gaviota sino charrán, según su creador, el publicista Fernando Martínez Vidal, tal vez contrariado de nuevo porque la imagen del PP se siga asociando a «un ave carroñera que vuela bajo», como es la gaviota, en vez de asociarla al charrán, que «vuela libre y alto».
Por lo demás, el cónclave conservador de este fin de semana no tiene nada que ver con un congreso o una convención orientada a elaborar propuestas electorales. Es una tormenta de cerebros que se agota en sí misma, aún contando con intervenciones de relumbrón, como la de la vicepresidenta del Gobierno, Sáenz de Santamaría y ministros como De Guindos, Montoro, García Margallo, etc., así como barones regionales con mando en plaza, como Núñez Feijóo (Galicia) y Juan Vicente Herrera (Castilla y León). De todos ellos se esperan intervenciones motivantes de una militancia en horas bajas.

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