Carmen Tomás – A vueltas con la renta mínima


MADRID, 29 (OTR/PRESS)

Una de las claves del programa económico de Podemos fue asegurar una renta mínima para todos los españoles. Sin preguntar y por el mero hecho de ser español nos iban a mandar a casa unos ingresos mensuales que en total rozaban los 200.000 millones de euros. Después, y a la vista de la imposibilidad de cumplir esta promesa, el discurso viró hacia el ofrecimiento de una renta mínima para los que no tuvieran ingresos y cumplieran una serie de requisitos, no está muy claro a día de hoy cuál es exactamente la promesa de Podemos. A esta especie de subasta-seducción electoral se ha sumado estos días el PSOE. Parece que los socialistas han comprado el mensaje de la emergencia nacional, de los millones de pobres que andan sin rumbo fijo por las calles de España, y sin mucha concreción se han sumado a la renta mínima, ingreso mínimo vital para personas que no tienen ingresos y cuyo coste rondaría los 6.500 millones de euros. La verdad es que tampoco en este caso la promesa está muy clara en cuanto a número de beneficiarios y cuantía a percibir. Lo que sí parece claro es que no se han hecho bien las cuentas, ya que otros organismos apuntan a que el coste de lo que parece que se propone hacer el PSOE sería de al menos el doble.
El PSOE sigue sin entender que todos los esfuerzos deben dedicarse a crear puestos de trabajo, que es lo que dignifica la vida de las personas. Primero, ya las comunidades autónomas y los ayuntamientos tienen ayudas en marcha y desde hace muchos años, porque a pesar de que hoy la recuperación es un hecho, aún muchas personas están en el desempleo y tienen problemas para pagar sus hipotecas o alquileres y demás gastos ordinarios. Y segundo, me lo comentaba el otro día el compañero Domingo Soriano y es para reflexionar: ¿por qué un trabajo por el que se cobra 500 o 600 euros es indigno y que el gobierno te de 425 es muy digno? Muchos políticos están vendiendo esta mercancía averiada a muchos ciudadanos que la compran por su desesperación. Sin embargo, los ciudadanos, y así lo dicen cuando se les preguntan, lo que quieren es trabajar y tienen que saber -y esa es la responsabilidad de los políticos- que de una crisis de caballo como la que hemos vivido no se sale con trabajos fijos y salarios altos. Hoy más un millón de personas han encontrado trabajo en el último año y de todos los que trabajan en España tres de cada cuatro tienen un contrato indefinido. Por lo que hay que seguir trabajando es porque haya más trabajo y de mejor calidad, no por repartir la miseria que nos ofrecen los predicadores que o no han gestionado nunca o cuando lo han hecho nos han llevado a la ruina.

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