Isaías Lafuente – Demasiados presupuestos.


MADRID, 26 (OTR/PRESS)

Hay palabras que llevan grabado a fuego en su ADN la marca de la incertidumbre. Y «presupuesto» es una de ellas, quizás el paradigma. A la blanda consistencia de un supuesto se añade un prefijo redundante que licúa definitivamente sus cimientos. Cualquiera que haya hecho una obra en casa sabe de qué hablo. Y si la casa es el Estado, no digamos.
El Congreso de los Diputados debate en estos días los Presupuestos Generales del Estado que Mariano Rajoy, presidente de un gobierno casi amortizado, se ha empeñado en sacar adelante porque, dijo, era «lo serio y lo que conviene a España». Es la primera vez que un gobierno a las puertas de unas elecciones elabora unos presupuestos que no es seguro que vaya a ejecutar. En anteriores circunstancias similares, los presidentes decidieron prorrogarlos para dejar a los futuros gobiernos salidos de las urnas libertad de actuación. Pero Rajoy ha tomado otro camino y estas prisas de 2015, y los argumentos usados para sustentarlas, contrastan con su parsimonia para aprobar los primeros Presupuestos de su gobierno en 2012 que, en previsión de que traerían malas noticias, se aplazaron unos meses hasta que se celebraron las elecciones de Andalucía, en las que el PP se jugaba mucho.
Es difícil argumentar que en nombre de la responsabilidad se toma una opción que puede acabar en papel mojado y hacer trabajar dos veces al Congreso de los Diputados sobre un mismo asunto. Por el contrario, es legítimo sostener que con esta decisión el gobierno, exhibiendo datos macroeconómicos favorables, anunciando políticas de gasto dirigidas a colectivos concretos y previniendo sobre todo tipo de catástrofes si el próximo presidente no es Rajoy, está anticipando la campaña electoral en el hemiciclo. Y lo hace con cargo al presupuesto.
Las cuentas que ahora se discuten solo tendrán vigencia en el improbable caso de que el PP revalide su mayoría absoluta. Si no es así, otro gobierno elaborará las propias u otros socios de gobierno del PP le obligarán a modificarlas, teniendo en cuenta que la oposición en pleno ha presentado enmiendas a la totalidad. Así que como todo es inexplicable, sólo queda que el presidente explique a los niños españoles cómo, teniendo un mandato de cuatro años, elabora cinco presupuestos.

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