Carmen Tomás – Más vale tarde que nunca.


MADRID, 19 (OTR/PRESS)

La semana ha sido agitada y no sólo en los mercados. Las elecciones catalanas están a la vuelta de la esquina y son muchos de muy distintos ámbitos los que se han puesto manos a la obra para decirle a los catalanes que no se dejen engañar con cantos de sirena. Organizaciones empresariales, agrupaciones de ex ministros, grupos de ciudadanos independientes. Todos con un único objetivo: poner encima de la mesa que España es un proyecto común y que la secesión está fuera del ordenamiento jurídico español y europeo. La carrera es contrarreloj puesto que apenas quedan siete días para convencer a los que no van a votar, a los indecisos e incluso a los que tienen decidido su voto pero que manejan mala información. Todo es poco a estas alturas para convencerles de que el relato que les están contando sencillamente ni es legal ni se ajusta a la verdad.
Estos días hemos comprobado, no ya como distintos portavoces de la Comisión Europea y del Parlamento Europeo -amén de lo dicho ya en días anteriores por Obama, Cameron o Merkel- que una Cataluña independiente no tiene cabina en la Unión Europea y que dejaría de estar en distintos organismos mundiales y desligada de los convenios firmados por la UE con terceros países, sino que la banca y la gran empresa españolas incluso se han mostrado dispuestos a pensarse seguir ligados a Cataluña. Muchos se empeñan en poner encima de la mesa que meter miedo con el desastre que supondría para Cataluña y desde luego para España la ruptura que plantean Mas y los suyos sólo consigue agrandar el número de separatistas. Incierto. ¿Desde cuándo poner blanco sobre negro una ilegalidad y una realidad con números claros es asustar? ¿Desde cuándo no es un bueno contraponer, como hacen Borrell y Llorach en su libro «Los cuentos y las cuentas de la independencia», lo cierto y falso en la «narrativa independentista que Mas y Junqueras han contribuido decisivamente a construir»?

En todo caso y como dice el refrán «más vale tarde que nunca». Y aunque algunos pensemos que el órdago no se va a producir, todos los argumentos y todos los actores son necesarios para reconducir el daño que, en forma de inversiones paralizadas o en términos de prima de riesgo, ya hoy le está haciendo a Cataluña en particular y a España en general el delirio del separatismo.

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