Más que palabras – De urnas y votos.


MADRID, 26 (OTR/PRESS)

Seguramente todos los políticos pedirán hoy que las urnas se llenen de votos. No es de extrañar porque las elecciones son y, deben ser siempre, una fiesta de la democracia, el momento álgido de los ciudadanos donde con su voto decidirán el futuro que les espera. Las elecciones catalanas son una cita autonómica con las urnas, por mucho que los nacionalistas se hayan empeñado en convertirlas en un plebiscito y que la palabra independencia lo ocupe todo y sea el centro de atención de cualquier debate de los últimos tiempos. Hay que ir a votar, y no sólo por un sentido ciudadano y cívico, sino sobre todo por un sentido de la responsabilidad individual y colectiva, porque quien mira hacia otro lado, quien no quiere participar para mostrar su indignación o quien cree que absteniéndose esta dando un toque de atención a unos políticos que sienten lejanos se equivoca.
Yo no creo en la jornada de reflexión aunque la respeto, y me gusta mucha más el sistema anglosajón o el americano donde hasta el mismo momento que se deposita el voto se está en campaña. He de reconocer que la campaña de las catalanas me ha gustado mucho porque los partidos se han movilizado mucho y aunque ha habido de todo -también desgraciadamente inútiles guerras de banderas e insultos y enfrentamientos intolerables- el balance es positivo .
Si me tengo que quedar con un tono, sin duda elijo el de Margallo y Junqueras. Muchos han repetido machaconamente que los debates electorales nunca se ganan, sino que se pierden y sin embargo en este yo creo que ganaron todos. Los dos contrincantes , bregados en política de corto y de largo, fueron dialécticamente brillantes y ninguno hizo caer al otro en la lona por KO.
Los más pesimistas hablaron de la inutilidad en términos electorales del cara a cara, porque ni los independentistas iban a comprar el mensaje del ministro ni los constitucionalistas el del líder de ERC. Da igual. Yo me quedo con la idea de que dos opciones antagónicas ideológicamente pueden debatir sin estridencias y con la aproximación que en su día representó muy bien la figura del seny catalán que se ha quedado por el camino.
El 27-S es jornada electoral y las urnas deben llenarse de votos porque, pase lo que pase y gane quien gane, el 28-S las cosas serán diferentes y seguramente habrá que buscar lugares de encuentro . Cataluña no será independiente, porque ni siquiera quienes proclaman una declaración unilateral de independencia se lo creen y sobre todo porque eso supondría tal violación de la legalidad que sería los propios catalanes quienes lo terminarían impidiendo.
El otro día leí un artículo de un colega que recordaba como el genial Indro Montanelli se las ingenio para definir el tipo de comunismo que podía plantear un partido, como el PCI, que estaba dirigido por el aristócrata, Enrico Berlinguer. Este noble sardo, ofreció una vez una entrevista en su gran mansión a un periodista que no pudo evitar preguntarle, tras observar su holgado modus vivendi, sí era coherente su estándar de confort con su condición de comunista. La respuesta del secretario general del Partido Comunista Italiano, fue totalmente esclarecedora. «El comunismo que yo propugno no consiste en que los marqueses tengan que vivir como obreros, sino en que los obreros puedan llegar a vivir como marqueses». Tomando esta consideración como ejemplo de que cada ideología puede presentarse según el cristal con el que se mire, no resultaría extraño que algunas de las cosas que se han dicho durante estos días puedan darse la vuelta como un calcetín dependiendo de quien la tenga que llevar a cabo. Pase lo que pase quienes van a quedarse en el camino son quienes han forzado tanto la máquina que no se han situado el borde del abismo, sino que se han querido tirar por el y salir indemnes. Eso es imposible.

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