Francisco Muro de Iscar – Casi todo por hablar


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

La fractura social que puso en marcha Artur Mas en Cataluña se ha confirmado tras las elecciones, y el daño causado será difícil de restañar en el futuro. Los datos del voto popular señalan rotundamente la derrota de los independentistas, aunque hayan conseguido una amplia mayoría de escaños y si contaran con el apoyo de la CUP, la mayoría absoluta. Pero no parece posible iniciar un proceso de independencia con una mayoría de votos en contra. Y no será Mas quien lo encabece, sobre todo cuando tras el órdago, la realidad indica que Convergencia y Esquerra Republicana han perdido más de un quince por ciento de diputados. Si lo inician, para lo que será imprescindible un duro acuerdo con la CUP, no es previsible que Mas pueda encabezar ese proceso. Ni está legitimado por las urnas, a pesar de lo que dijo anoche, ni cuenta con el respaldo del partido que se ha convertido en imprescindible para seguir ese camino.
Será necesario un enorme esfuerzo de diálogo por todas las partes para salir de este grave momento histórico. El PP y el Gobierno, que son dos de los grandes derrotados en esta contienda y que tienen un horizonte cercano muy negro, suman al problema catalán, el vasco. La declaración del presidente Urkullu en el mismo sentido de caminar hacia la independencia y su reciente entrevista con la presidenta de Navarra, Uxue Barcos, indican que donde teníamos un problema serio, tenemos dos. Y que donde teníamos un Gobierno debilitado, ahora lo tenemos contra las cuerdas.
Ciudadanos logran un excelente resultado, pero muy lejos de poder ser la referencia. El PSC no se derrumba, pero con esos resultados, tampoco es la alternativa. Durán Lleida será juzgado duramente por haber permitido la aventura separatista de Más y haber llevado a Unión a la desaparición. Podemos y su marca catalana fracasan rotundamente y pierden fuelle y la CUP, posiblemente la mejor campaña, va a tener un peso decisivo en el camino independentista, previsiblemente con la jubilación de Más, un personaje desleal con la Constitución que juró, con el Gobierno al que representaba y con una mayoría de ciudadanos catalanes que ha dejado claro que no quieren la independencia. Si era un plebiscito, lo han perdido. Debería saber que no nacieron los súbditos para el rey, sino el rey para los súbditos.
Pero habrá que hablar mucho si queremos que la recuperación siga su camino y este país tenga futuro. Dudo que ese diálogo lo vayan a pilotar Mariano Rajoy y Artur Mas. Ninguno de los dos. Pero tampoco veo claro que los que pueden hacerlo tengan claro que hay que servir a los ciudadanos, a la gran mayoría de los ciudadanos en lugar de servir los intereses partidistas. No ha ganado el soberanismo, diga Mas lo que diga, ni ha ganado Cataluña, pero el futuro es más negro que hace unas semanas. Sobre todo si no caminamos juntos.

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