MADRID, 22 (OTR/PRESS)
Benjamín Netanyahu y Mahmud Abbas tienen que poner punto final al estallido de violencia que asola Israel y Palestina. Ambos tienen su cuota parte de responsabilidad y por tanto la solución tiene que ser de mutuo acuerdo.
La comunidad internacional también tiene que mediar en el conflicto imponiendo a ambas partes el establecimiento del estado palestino aunque sea con fronteras provisionales y eso sí, con el compromiso de Benjamín Netanyahu de no construir ni una colonia más en Cisjordania e ir desmantelando las existentes, y el compromiso del Presidente de la Autoridad Palestina Mamad Abbas no solo de respetar el derecho de Israel a existir sino de poner freno a los grupos que, como Hamas, continúan defendiendo la aniquilación del Estado de Israel.
La única solución al conflicto entre israelitas y palestinos pasa por un Estado palestino y esa solución no se puede demorar más en el tiempo.
La política llevada a cabo hasta el momento por el Primer Ministro Benjamín Netanyahu ha ido en dirección contraria. La puesta en marcha de nuevos asentamientos ha sido una provocación para los palestinos y una señal inequívoca de que el Primer Ministro de Israel no apuesta por la paz.
De ahí la importancia de que la comunidad internacional, empezando por Estados Unidos, hagan entender de una vez por todas a Israel que si bien defienden su derecho a existir es ineludible también la defensa de un Estado palestino.
De manera que la comunidad internacional debe de presionar hasta donde haga falta tanto a Benjamín Netanyahu como al Presidente Abbas para que se sienten a negociar y lleguen a un principio de acuerdo en el que no quepan maximalismos por ninguna de las dos partes. En una negociación así ninguna de las partes puede ganar por goleada y por tanto imponer todas sus revindicaciones por justas que sean. Lo urgente es que de esa negociación salga una fecha para que Palestina se convierta en un estado con el reconocimiento de la comunidad internacional. Ese es el paso ineludible que israelitas y palestinos tienen que dar.
Les guste o no ambas comunidades están condenadas a vivir juntas, codo con codo y ser capaces de sobreponerse a los agravios de los unos y los otros. La historia no se puede cambiar, es la que es, y la realidad no es otra que Israel existe y va a seguir existiendo de manera que los líderes palestinos que azuzan a la violencia a sus conciudadanos lo único que hacen es alargar el sufrimiento de su pueblo y condenarles a no solo no tener presente sino a carecer de futuro.
De la misma manera que los israelitas tienen que entender que un Estado palestino no es solo una cuestión de justicia sino que para la propia existencia de Israel es una necesidad.
Son demasiadas las ocasiones en que los dirigentes políticos no están a la altura de sus conciudadanos. Esperemos que en esta ocasión Netanyahu y Abbas sean capaces de vencerse a ellos mismos y a sus intereses políticos más inmediatos para en vez de seguir rompiendo puentes construyan un camino hacia hacía la paz.